El vecino
Se insiste mucho, aludiendo a la crisis diplomática con Marruecos, en que hay que llevarse bien con el vecino, pero, ¿quién se lleva bien con los vecinos?
Con los vecinos es con los que es más difícil llevarse no ya bien, sino medianamente, pero para reforzar esa utopía, sin duda seductora, se insiste también en que con los vecinos nos unen muchas cosas.
Con los vecinos, para qué nos vamos a engañar, nos unen tantas cosas como nos separan, y a menudo, dependiendo del vecino, bastantes menos.
Con Marruecos nos une la Historia, que no es moco de pavo, y cuanto liga a los pueblos que comparten la cultura atlántico-mediterránea, pero nos separa el Estrecho de Gibraltar, que no son los 14 kilómetros entre Tarifa y la punta de Cires sino cuatro o cinco siglos en según qué aspectos, lo que ahonda la dificultad para entenderse, pues cada cual es hijo de su tiempo.
Si a eso se suman las sombras de un pasado colonial, las relaciones de ese vecino del sur con el que tenemos al norte, tan puenteantes, la estampida por hambre hacia Europa del Africa sufriente, y, sobre todo, la cuestión del Sáhara Occidental, lo que nos une hoy pasa a ser, casi tan solo, una engorrosa vecindad geográfica.
Llegados a este punto, habrá quien señale la elusión o el olvido de lo que supuestamente nos une más, los intereses económicos, pero si se fija uno un poco verá que esos intereses, al no ser comunes sino contrarios, son precisamente los que más nos separan. En agricultura, en pesca, en turismo, España y Marruecos no son colegas, sino competidores, y de ahí que el vecino intente, como desvela el penúltimo episodio de la actual crisis, quitarnos de en medio para entenderse, es un decir, con la Unión Europea, tan fácil de camelar.
Ahora bien; sin Donald Trump, sin ese castigo que padeció el mundo durante cuatro años, y cuyas consecuencias sigue sufriendo, nada de esto habría sucedido, o habría sucedido con el tira y afloja tradicional de nuestras relaciones.
Les «regaló» el Sáhara a cambio del amigamiento con Israel, y el espectro de ese primo de Zumosol, no espantado por Biden, les de estas alas. ¿Cómo llevarse bien con un vecino con alas? ¿Cómo reducir la distancia temporal del Estrecho? Y ya puestos, ¿cómo hacer que el Partido Popular no tontee tanto, tan descarada y perjudicialmente, con el vecino?