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Ha muerto Cristóbal Halffter, gran compositor y referente de conducta como artista. Ha sido un ejemplo, como también lo fue García Zurdo y lo es Gamoneda, de que es posible crear en León una obra en diálogo con lo universal. Dicho esto, siempre me desconcertaba su rechazo generalizado hacia las músicas de la cultura popular del siglo XX, me parecía sorprendente en alguien de su sensibilidad e inteligencia. Recupero ahora una anécdota con él, representativa de su rotundidad. Hará 30 años le hice una entrevista en el Hostal San Marcos en la que me expresó dicho rechazo, al final de la misma, luego, ya a micrófono cerrado, le pregunté respetuosamente: «¿Pero qué diferencia hay entre que usted vaya en un coche, ponga la radio y le conmueva una pieza clásica y a mí en el mío me conmueva una balada actual, no se trata de la misma emoción?». Él me contestó con cortesía, pero sin titubeos: «Para empezar, yo nunca escucharía música clásica en el coche, y respecto a lo de la balada actual pues posiblemente le conmueve porque le ha recordado a una novia o una emoción así, sin embargo, la música contemporánea que a mí me interesa habla del ser, de las grandes angustias espirituales del hombre…». Le contesté: «pero señor Halffter, eso es precisamente lo que a mí me transmite el blues…». Quedó callado unos segundos, sonrío y dijo: «Me has cogido». No lo he entrevisté en muchas ocasiones, aunque sí le he dedicado columnas. Me ha interesado siempre su búsqueda de lo esencial. También, sus opiniones, incluso en la discrepancia.

«¡Lo que se está perdiendo, señor Halffter!», pensaba cada vez que le leía opiniones tan drásticas sobre el rock, el pop…. A la vez, ha sido el ejemplo del creador comprometido con la actualidad, incluida la política. Una figura internacional, de incuestionable honradez. Ética y estética, a la par.

En sus entrevistas daba esas pepitas de oro que a los periodistas, y a los lectores después, nos hacen sentir que no todo en cultura es mercado y carraca. Adiós, don Cristóbal. Una vez allá arriba, salúdeme a Debussy y a Stravinsky, pero también a Ray Charles, B. B. King, Johnny Cash, Lennon, Armstrong, Chavelas… Ya verá cómo le terminan gustando. Gracias por su arte y por ser ejemplar.