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En la vieja profesión de contar noticias, los veteranos siempre afirman que no se puede entonar el ‘hoy se prevé tranquilo’ por aquello de llamar al mal tiempo que como bien dicen los marinos ya viene solo sin mentarlo.

El pasado jueves alguien debió de cometer esa torpeza visto el balance con el que se cerró el día en León. La cosa amaneció con un cadáver calcinado en el Crucero. Siguió con la muerte de un operario de las palas eólicas que se fabrican junto a la Autopista del Noroeste, cerca de Ponferrada. Eran los días más fuertes del desafío a la frontera de Ceuta, y en León también se hablaba de conflictos, en este caso laborales, con Ovejero y Roldán sacando a sus trabajadores a las calles.

Tampoco es usual que dimita la mano derecha del alcalde de la capital, ni que el presidente del Gobierno se ponga ante la bola de cristal para contarnos lo que ocurrirá en 2050. La situación tiene su aquel en este país en el que allá por la reunión familiar de los Santos, cuando alguien cita las Navidades, toda abuela que se precie dirá lo de «quién vivirá para entonces».

Todo ese mix noticiero llegó en la jornada en la que el Consejo de Gobierno de la Junta decidió extender el Ayusazo para acabar en la Comunidad con la apertura intermitente del interior de la hostelería. Y eso coincidiendo con el sarao de Fitur, con las instituciones vendiendo lo de siempre aunque con un poco más de bombo...

Quizá alguien intuyó que la cosa no daba para más, pero surgió a última hora de la mañana otra novedad. O quizá no lo sea tanto. Una condena de prisión para el empresario Victorino Alonso por un presunto delito ambiental es ¿sorpresa o pura rutina?

Y ya entrada la tarde llegó a las redacciones el hecho que quizá pueda tener más relevancia para el futuro. La transformación y promoción de las vías del ferrocarril desde León y Ponferrada hacia los puertos de Asturias y Galicia recibía la catalogación como prioritarios para que pueda entrar en los planes europeos de financiación. La Junta hacía por fin los deberes tantas veces demandados desde hace muchos años. Pero todo se quedará en nada si esa vía, ahora abierta, no tiene continuidad por Madrid hacia Bruselas, por aquello de que el tren llegue a buen puerto... pero esa historia nos la tienen que contar los otros. Ojalá no tarden tanto como los de Pucela.