Editorial | Grietas en el ecuador del mandato
El ciclo político de cuatro años en los ayuntamientos llega a su ecuador marcado por las crisis en los gobiernos de los principales ciudades de la provincia. Abrió la brecha Ponferrada, donde ayer se vivió un nuevo episodio del conflicto que arrastra el equipo de gobierno del socialista Olegario Ramón desde que perdió un efectivo. El edil ahora ‘no adscrito’ propinó un duro varapalo al que recientemente le ‘expulsó’ al arrebatarle sus competencias dentro del grupo. Le hizo perder una votación en la que el alcalde Ramón ni siquiera consiguió el respaldo de su socio de gobierno, Unidas Podemos. Manuel de la Fuente planteó al Pleno que se pronunciase sobre el conflicto de los parques eólicos y huertos solares en zonas muy sensibles del municipio. El nivel de enfrentamiento del edil y el regidor se incrementó un poco más si cabe y parece previsible que durante los próximos años de mandado las cosas seguirán agravándose.
Mientras, en el Ayuntamiento de la capital, el equipo de José Antonio Diez vive ‘en funciones’. Ayer se activó el relevo y el reparto de las competencias de la que era su mano derecha y primera teniente de alcalde. Pero Susana Travesí mantiene su puesto como concejal al margen de la disciplina del PSOE, lo que agrieta y dificulta la gestión en una corporación con unos márgenes de maniobra estrechos por el multipartidismo.
Y ayer se sumó otra municipio, también gobierno por el PSOE, a la sucesión de dimisiones. La noche antes, el equipo de gobierno de PSOE e Izquierda Unida sacó adelante una iniciativa muy cuestionada de Juan José Alonso Perandones para municipalizar el servicio de basura. Fue un Pleno marcado por la tensión y llama la atención que justo después el portavoz y concejal de Sanidad y Desarrollo Social del PSOE, Antonio Serrano, anuncie su decisión de abandonar el cargo. Alega razones profesionales, ya que como médico asegura que no dispone de tiempo para tantas obligaciones. Pero los tiempos en política son fundamentales y resulta poco creíble la casualidad de que el grupo de Astorga se agriete justo en pleno conflicto municipal. La tensión en el Ayuntamiento había sido máxima en las horas previas, ya que Izquierda Unida llegó a amenazar con romper el pacto si no se daba el visto bueno a la decisión sobre las basuras.
Con este panorama político de crispación interna en los grupos de gobierno parece complicado garantizar que no se resienta la imprescindible gestión en un momento tan difícil. Los alcaldes han probado estas semanas una torpeza que pone en entredicho, al menos, su imprescindible papel como líderes de los ayuntamientos.