Oh, hippie, yeah
En 1987 celebró su acampada anual en la collada de Valdeteja (Genicera) el movimiento Rainbow (el arco iris fue su seña desde 1972, plagiada después por Gilbert Baker, inventor de la bandera del orgullo), plantando allí ciento y pico gentes sus tiendas, tipis indios y algún carromato para conjugar su estilo pacifista y alternativo en comunión estrecha con la naturaleza. Vinieron españoles de todo lugar y no pocos extranjeros, fenómeno que excitó la curiosidad pícara y fisgoneo de los lugareños; y corrió la voz de que algunos andaban en teta o tanganillo al aire en aquellas soledades y, por tanto, sospechosos de andar también en drogas, bacanales y a saber qué otras aberraciones; y así se informó a la Guardia Civil; o sea, lo mismo que ocurrió hace días, ¡34 años después!, con la acampada de estos mismos hippies en unos andurriales montaraces de La Rioja donde mandaron también a los guardias. Pero lo de Genicera no acabó tan bien porque les exigieron daños y perjuicios a los acampados, celebrándose al final un careo y arreglo en el ayuntamiento de Cármenes entre los intereses del ganadero y los acampados (el gobernador me encalomó el arbitraje en el conflicto por tener una estrecha relación con las dos partes; y una no se libró de aforar a la otra trescientas mil calandrias rascándose el bolsillo en lo que pudo cada cual). Al año siguiente, la acampada Rainbow se celebró bien lejos de allí, en Fasgar (Campo de Santiago), donde la Omaña se quiere Bierzo. Ni roce hubo. Y un año después, aquellos hippies descubrieron un pueblo del León Vaciado que les moló como ecoaldea, allí se instalaron sin agua ni luz, reconstruyeron sin mayor ruido ni subvención y llevaron una vida radicalmente alternativa y comunitaria. En León se tomó a broma o extravagancia efímera, pero aquel sueño de 1989 sigue hoy en pie; 30 niños nacieron ahí en este tiempo. Hoy son junta y mito vivo: Matavenero, con mucha gente de fuera y otra que viene y va, el único ejemplo real de esa repoblación que hoy predica el político sin siquiera preguntarle a esa gente su truco. Y así van.