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Que el leonesismo es un sentimiento transversal que se extiende mucho más allá de su expresión política directa, la Unión del Pueblo Leonés, constituye una obviedad. Una evidencia fácilmente comprobable echando un simple vistazo a cualquier sondeo sobre el grado de afección de los leoneses hacia la actual comunidad autónoma.

Resulta innegable que el sentimiento leonesista es algo ampliamente compartido desde opciones políticas e ideologías muy distintas y distantes, para empezar las que representan el PSOE y el PP. De otro modo no se entenderían que ambos partidos fueron los más votados en estos lares.

El episodio protagonizado por el asesor-guardaespaldas del ministro de Fomento ha puesto de manifiesto esa transversalidad leonesista. Ciudadanos que confiesan no haber votado nunca socialista han expresado su solidaridad con el alcalde José Antonio Diez, increpado por un patán solo por haber tenido la osadía de exponer al ministro Ábalos las reivindicaciones de la ciudad. El simple hecho de asumir el abecé democrático de que un alcalde representa a todos los ciudadanos y no únicamente a sus presuntos votantes, ha engrandecido y ennoblecido la figura de Díez. Así de viciada está nuestra cultura democrática.

Simultáneamente, la dignidad democrática mostrada por el alcalde ha dejado en evidencia a determinada élite socialista (eso que en un momento dado se vino en denominar «casta»), que, educada en una mal entendida disciplina de partido, ignora otra transversalidad, cual es el respeto que, al margen de consensos o disensos, ha de mantenerse hacia quienes representan a las instituciones de todos. Produce sonrojo que el secretario de los socialistas leoneses, lejos de respaldar esa dignidad democrática del alcalde, haya preferido exculpar a ese patán de siete suelas que acompaña al ministro de Fomento.

La mamarrachada del susodicho ha constatado lo a flor de piel que está el sentimiento leonesista, algo que ya venía poniéndose de relieve a través de las mociones de ese tenor con las que ayuntamientos de todos los colores políticos se han sumado a la mecha encendida por la promovida precisamente por el alcalde Diez en el consistorio de la capital.

La pandemia ha ralentizado, que no paralizado, el flujo de las mociones leonesistas, que posiblemente encuentre un nuevo acicate tras el incidente de marras. Y habrá que ver si el ‘tempero’ que hasta ahora no ha encontrado la Diputación no acaba produciéndose. Atención en este sentido al giro que se augura en el PP leonés a partir del agitado Congreso Provincial en curso.