La carretera del miedo
Escribo estas líneas con la cabeza un poco fría, que quede claro. El mosqueo me va y me viene en función del día. Las obras de mejora de la carretera nacional 120 fueron hace meses, pero el estado de esta vía sigue siendo penoso por muchos parches que pongan cada cierto tiempo para tratar de acallar a los usuarios aunque sea por una corta temporada.
Lo de la N-120 no tiene nombre. Lo digo yo, que la sufro a diario como una penitencia. Una carretera que transcurre paralela a una autopista carísima e infrautilizada, obligándonos a los transeúntes a circular por un firme en un estado pésimo, saturado de tráfico todos los días de la semana y plagado de camiones. Sí, justo al lado hay otra opción, mucho más segura y rápida, pero tienes que rascarte el bolsillo de lo lindo. Me recuerda a esas vitrinas rebosantes de cristalería cara que lleva años a la espera de una ocasión especial para ser utilizada, tan bonita y pulcra que sólo puede admirarse desde la distancia, no vaya a ser que se estropee, y que al final nadie usa nunca.
Es otra incongruencia más de quienes nos gobiernan. Pero ¿para qué queremos una autopista estupenda si no le damos uso? ¿Alguno de los responsables me lo puede explicar? ¿Por qué no la abren gratuitamente? Porque pocas respuestas ha habido al respecto, sólo vaguedades que no han cambiado ni un ápice el panorama de una de las carreteras con más tráfico de la provincia. No creo que nadie dé la cara, como viene siendo habitual. Además, está el paseo que hay que dar para, por ejemplo, llegar al polígono de Villadangos, una infraestructura muy necesaria para generar algo de riqueza en el medio rural, pero que ahora presenta unos accesos que dejan bastante que desear si lo que se busca es potenciarla.
Camiones y coches que pasan casi volando por núcleos urbanos poniendo en peligro a quienes viven en ellos. Sí, claro que hay pasos de peatones, y hasta han puesto unos semáforos bien aparentes, pero a ver quién es el valiente que los cruza porque no son pocos los conductores que se los pasan por el forro.
Y, ya de paso, y en honor a la verdad, las últimas obras para lavarle la cara a la N-120 son una chapuza. Parches aquí y allá y soluciones a corto plazo para que parezca que hay una preocupación real por el asunto. Nada. Más de lo mismo.