Diario de León

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Pensaba escribir sobre la llegada de Príapo a León en su versión de falo gigante, adorado de forma grotesca por tal condición. El dios maldecido por los pecados de su madre, Afrodita, conforma con sus progenitores uno de los grupitos más desinhibidos del panteón clásico. Y como León es la polla, según definición de un castizo, pero también territorio heterodoxo –el escultor callejero y conocido pretende crear su propio lenguaje a través de la polémica—, la ortodoxia inmovilista del mando puso rápidamente punto final al atributo del dios menor de la fertilidad, protector de cabras, ovejas, abejas, de los productos de la huerta y la pesca. Un pobre dios desgraciado arrastrando el peso de semejante atributo.

La heterodoxia de los mandatarios, por extraña, me interesa más. Y en ello estamos. Resulta que el Regidor de la capital le habló a un ministro de nuestras carencias y necesidades. Como debe ser, acostumbrados a venias y puritanismos del mando en un territorio harto de tormentas y chaparrones políticos, que solo se suavizará si la ciudadanía sale de las barras del bar y empieza a tomar determinaciones. No nos pueden hacer creer –ni nosotros permitir— que solo cuentan con nuestra opinión cada cuatro años.

Lo cierto es que el ministro no se debió de sentir bien y, al parecer, un asesor de la comitiva (mejor, matón de barrio o perro ladrador: ¿cómo es posible semejantes especímenes con sueldo público?) le soltó al alcalde: «Me quedan tres años para joderte…». ¡Qué barbaridad antidemocrática! Señor asesor en comitiva: ¿No se da cuenta de que tal irresponsabilidad es joder a los leoneses? ¿Represaliados? ¿Apuesta usted por la arbitrariedad y el capricho del poder? Mientras, la ortodoxia socialista provincial, del perfil del palmero y aplaudidora de quien manda, salvo excepciones, abandona al que reclama, mira para otro lado, busca señales de humo para vender y ver si se enciende algún piloto que trunque la escalada o la permanencia. Un socialismo a la deriva —«esto no toca»— que se acerca al descrédito y la falta de respuestas y de sustancia pierde la perspectiva. Tiene a su favor que los populares se sacan entre ellos cada día más cuchillos. Hasta el popular supremo se queja de que los suyos de las puertas giratorias no le apoyen decididamente en el asunto de los indultos porque donde están tienen sueldos de escándalo. Acabáramos. La ideología está en la pela. Y tantos parados…

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