Editorial | Coherencia y sostenibilidad con las renovables

La Junta de Castilla y León ha comenzado a profundizar en la implantación del Plan Nacional de Energía y Clima en la Comunidad, esta vez con la presentación del primero de los mapas de zonas de sensibilidad ambiental ante la implantación de las energías renovables. La distribución de las nuevos proyectos, que son legión, es una de las preocupaciones de administraciones y ciudadanía y de ahí surge la innegable necesidad de poner sobre la mesa una regulación ordenada y coherente con la conservación de la biodiversidad. Esta vez, la Junta abunda en la implantación de instalaciones fotovoltaicas en tierras de secano que, aunque no se prevé que afecten de forma significativa al cultivo, sí reconoce que ya existe una «especulación» que está provocando una gran presión en estas áreas. Esta primera zonificación detalla los territorios más sensibles para las aves agroesteparias, cuyas poblaciones están en franco declive y, aunque no es vinculante ni interfiere en el proceso de evaluación ambiental que cada proyecto debe afrontar, sí puede facilitar una orientación a los promotores a la hora de elegir la ubicación de sus parques. Esta iniciativa de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente avanza en la buena dirección para gestionar una transición energética que está generando una controversia social imposible de ignorar. Pero también las organizaciones agrarias han trasladado ya la necesidad de que se regule la implantación de renovables no sólo en secano, sino también en regadío y en pastos, algo en lo que ya se ha posicionado por ejemplo la Junta de Extremadura.