Editorial | Una quinta ola que pudo evitarse y que genera de nuevo múltiples daños
El covid alcanza ya cifras de expansión equiparables a las de marzo, con más de 4.500 casos activos. Es verdad que la incidencia hospitalaria es menor y que la mortalidad ha descendido drásticamente gracias a la vacunación. Pero lo cierto es que el covid sigue ahí muy presente, generando daños en múltiples frentes y que de nuevo se pone en cuestión el proceso de toma de decisiones que se realiza desde las diferentes instituciones.
Cronológicamente parece aceptable la crítica hacia el anuncio del final de la mascarilla obligatoria en la calle, que coincide con el cambio de tendencia en una pandemia que incluso se intentó dar por superada desde el Gobierno, en un triunfalismo que no era nuevo y que era la reiteración de errores ya vividos.
El foco en esos últimos días de junio se puso entre los jóvenes. En ese final de curso y en una movilidad para participar en fiestas que supuso una enorme irresponsabilidad. Y que de nuevo, repitiendo el guión, llega ahora a los hospitales en forma de incremento de personas con efectos importantes como consecuencia de los contagios. De momento, esa ola ataca directamente a la Atención Primaria, que de nuevo se ve saturada para poder atender a ese volumen de positivos y de contactos. Y en los centros sanitarios llega un repunte en el peor momento del año, con muchos trabajadores disfrutando de unas merecidas vacaciones tras un año realmente duro.
De momento esa ola ataca a la Atención Primaria, que se ve saturada para poder atender a ese volumen de positivos y de contactos
En el plano económico, esta quinta ola que pudo y debió evitarse, ya empieza a ocasionar perjuicios. En lugares como Castilla y León, con la implantación de medidas que afectan a la hostelería. Las expectativas económicas ya no son tan positivas como hace apenas un mes. Ahora llega otro varapalo que, como mínimo, retrasa un poco más la recuperación que se hace tan necesaria tanto para las empresas como para las familias.
El turismo rural o el comercio también miran con temor hacia un verano que avanza sumido en una falta de normalidad que tiene consecuencias evidentes. Los daños se extienden por toda la sociedad tras un descontrol de la pandemia en el que caben todas las críticas, incluso hacia el retraso en la respuesta desde las instituciones.