Mi única medalla olímpica
Todos podríamos ganar una medalla olímpica en algún deporte, si se nos dejase escogerlo. Ahora bien, la cuestión es en cuál. Porque todos los que están en Tokio lo son, pero no están todos los que son. En la próxima Olimpiada se incorporará el break dance, pero han dejado fuera el bimbó, que uno mismo bailó con camiseta de Naranjito. Extraño criterio el del Comité. Hagamos, pues, una consulta a pie de columna sobre esos deportes que aún no están considerados tales pese a serlo. Eso sí, sin pasarse en las sugerencias, que les conozco. «Mi Aniceto cuando se pone a contar lo de su mili a pesado no le gana nadie. ¿No debería contar lo mío como una modalidad de halterofilia?». Y tanto, señora. Pero no se haga mala sangre, si el Comité no lo acepta, en el cielo se le concederá la Medalla Santo Job. «A mí en el hinchamiento de currículo no me gana ni el Tato». Sin duda, señor político, pero va a ser que no. «En el salto de cama un servidor hubiese dejado bien alto el pabellón…». No lo dudamos, Paquirrín, lo tuyo es muy sacrificado, a ver si para el siglo XXIII. Otra consulta, por favor. «Me puedo comer 200 croquetas de las de mi madre en diez minutos». Llama hoy mismo a Tokio, chaval, a ver si todavía pueden arreglarlo. «Soy capaz de dar un bostezo de una hora de reloj. ¿Usted cree que….». Lo creo, sin ninguna duda. «Me sé más de 1.00 chistes de caracoles…». Sigue entrenando, mozo. El récord mundial está ya los 3.000, ¿es que no lees Marca? «En un visto y no visto he pasado del pisito de currante a casoplón en una urbanización fina, ¿el enriquecimiento meteórico cuenta como atletismo?». Y si no cuenta, debería contar.
Tras más de treinta años escribiendo esta columna y aún no he conseguido que me lleve menos tiempo. Esto mío del columnismo está más relacionado con la resistencia que con la velocidad, con la esgrima que con el boxeo, con el ping- pong que con el tenis de mesa.
¿En qué deporte doméstico conseguiría uno su medalla olímpica, en el caso de que se aceptase mi propuesta? No soy de canicas, ni de cartas, no tengo chándal, ni gorra de visera… Quiero mucho a mi mujer, a esto no me gana nadie. Bien pensado y sentido, ¿a qué otro podio querría subirme con una medalla de oro?