Editorial | Sentido común para ayudas más allá de los titulares

La batalla de los ayuntamientos y la Diputación para que las ayudas estatales que permitieran recuperar los daños causados por los temporales a principio de año alcanzaran a todos los afectados por las nevadas, y no sólo por la mediática Filomena, acabó en triunfo. Ahora el Gobierno ha seleccionado 42 proyectos en la provincia que beneficiarán a 31 municipios, e incluye cuatro obras de la Diputación. Sin embargo, la fórmula establecida para las subvenciones puede dar al traste con su objetivo, ya que no se ha tenido en cuenta la situación de muchos de estos ayuntamientos, pequeños y con escaso pulmón económico, especialmente en provincias como León.

Las ayudas del Gobierno alcanzan la mitad del presupuesto de cada proyecto, y cada ayuntamiento deberá aportar la otra mitad para realizar la obra y, sólo entonces, poder cobrar la subvención pública. El problema es que en muchos de los pequeños municipios la capacidad de financiación es muy limitada, y no es fácil para ellos disponer de la partida presupuestaria necesaria para aportar ese 50% del dinero que exige la ayuda pública. Muchos de los ayuntamientos leoneses que han visto aprobada la ayuda a sus proyectos de recuperación de infraestructuras dañadas reclaman que la aportación del Estado para estas iniciativas se eleve (algunos proponen que incluso hasta el 90%), para conseguir poder llevar a buen fin las obras.

Lo que está claro es que este tipo de convocatorias no suelen tener en cuenta la situación real de organismos municipales minúsculos. Que suele ser de precariedad económica. Sería una lástima que se les excluyera por eso de las ayudas.