Comparecencias fallidas
Triunfalista Sánchez y catastrofista Casado. Así perfumaron el ambiente político este jueves el titular del poder y el de su verosímil alternativa, tras sus respectivas ruedas de prensa.
Por mucho que asumamos la instituida dinámica Gobierno-oposición, uno de los dos -quizás los dos a la vez- le está tomando el pelo a los españoles. ¿Como es posible que haya dos miradas tan contrapuestas sobre la situación del país?
Escribe Antonio Rovira, catedrático de Derecho Constitucional, que «la realidad es oscura, nunca es lo que parece y hay que buscarla con excavadoras» («Cabos: la democracia en el siglo XXI»). Cierto. Pero difícilmente nos van a servir en la indagación las palabras del presidente, por un lado, y las del líder del PP, por otro.
No puede ser que a Sánchez le inspire un principio de realidad cuando se vanagloria del éxito de la coordinación del Gobierno con las CC. AA. (mentira y gorda), o cuando se auto condecora con la «medalla de oro» a la vacunación, mientras países terceros desaconsejan viajar a España por riesgo de contagio. Y tampoco puede ser que Pablo Casado responsabilice al Gobierno de los 40.000 muertos registrados después de dar por vencido al coronavirus invitando a «salir a las terrazas».
Dos comparecencias fallidas que no sacan a los españoles de dudas, más allá de constatar la malísima noticia de no ver en el mismo bando al PSOE y al PP si se trata de Estado, como el desafío secesionista en Cataluña (ojo, «en» y no «de»), la renovación de los órganos constitucionales, la lucha contra la pandemia, las relaciones con Marruecos, etc.
La escandalosa falta de diálogo entre Sánchez y Casado en cuestiones de interés general convierte esas cuestiones en agrios enfrentamientos que envenenan la vida pública y aumentan la desafección con el sistema. «El PP está aislado frente a un país que avanza», dice Sánchez. No lo lamenta, sino que lo celebra, cuando debería ser el más interesado en evitarlo.
Eso nos dejan las sucesivas ruedas de prensa de los dos primeros actores de la política nacional. Lo demás es ocultación de realidades, marketing, palabrería, pelea de gallos. Mucho voluntarismo por ambas partes: Casado anuncia el advenimiento del PP para «poner orden» y Sánchez anuncia que el maná multimillonario de Bruselas será un bálsamo de Fierabrás de la recuperación económica.
Ni media palabra sobre la vulnerabilidad de la economía española frente a los depredadores cuando la situación de la economía internacional se estabilice, la debilidad parlamentaria de un Gobierno que depende de declarados enemigos del Estado, las colas del hambre, el avance del PP en las encuestas o las verdaderas causas de la reciente remodelación del Gobierno.