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Eduardo Morán, alumno aventajado de Canedo, hizo todo lo posible esta semana por demostrar su desdén hacia la moción por la Autonomía Leonesa. Dicen más los gestos que las palabras y en este caso todo el cuerpo del presidente envió a los emisarios la información precisa para saber lo que en realidad significaba. Lo de menos fue la frase; algo así como que no tenía ninguna intención de presentar la moción en la Diputación. Lo de más, la displicencia con la que la pronunció, regodeándose en el placer del desdén, dato inequívoco de que la pregunta le resultó impertinente. Otra cosa es la intención de los que tienen el poder, el de verdad. Ayer mismo (por el miércoles) otro ayuntamiento les dijo eso de que ‘tú a mí no me mandas’, que el pueblo habla y no se deja mangonear, igual que ellos, que siguen —«a cabezón no me gana nadie»— con las orejeras puestas para hacer como que no oyen. Pues los concejales del PSOE votaron con la mano izquierda y se abstuvieron (algo así como lo que hizo el PP en Ceuta) y los del PP, que están por el leonesismo útil de verdad, levantaron la derecha a favor, como un solo hombre. Por el momento, las cuentas siguen así: León, más del 45% y PP y PSOE, 0.

Me imagino que la UPL presentará la propuesta en el palacio de los Guzmanes justo antes de las elecciones municipales, para que todos se retraten, para que quede claro que aquí atan los perros con longanizas. Mientras tanto, todo sigue igual, y los galgos y los podencos se lían entre asuntos de interés mundial, que no hay nada como hablar de lo importante para evitar hacerlo de lo imprescindible.

La Casa de la Cultura de Ponferrada abría ayer una exposición única. La muestra llena escaparates de quincalla para demostrar lo que ha sido el Castillo de los Templarios en el resto de España: sellos, camisetas y folletos, o sea, nada. Debería darles vergüenza gastar el dinero público en demostrar que no existimos más allá de los baches de la A-6. Menudo ridículo. Cabezonadas.