Diario de León

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Posiblemente, usted me esté leyendo en su pueblín. Este juglar de columnas no lo tiene. Soy de Madrid. “¿Contento de ser de allí?”, me preguntará mi lector leonesista. Ni contento, ni descontento. Si mis padres hubiesen vivido en el Polo Norte ahora sería esquimal. ¿Qué podría objetarles por ello? Es más, en agosto el fresquito se agradece. Quizá llevaría peor eso de ir a comprar el pan y toparme con un oso polar. Me gustan los animales, pero no tengo vocación de servirles de complejo vitamínico. Ahora, para verlos ya no hay que nacer lejotes. En Villablino han grabado a uno buscando comida entre la basura de un supermercado. Hemos vuelto a salir en los informativos nacionales. A mí estos plantígrados me imponen mucho, si bien en el ranking de taquicardias, como ya he confesado en anterior columna, los pongo por debajo de la llegada del próximo recibo de la luz. Además, con un poco de suerte, puede espantarles tu presencia, sin necesidad de que hayas ganado un concurso de feos. Ayer mismo, cuando mi mujer me pidió que bajase la basura me hice el remolón con un «¿y si hay un oso?». Bajé, faltaría más. Tras dejar la bolsa en el contenedor me despeiné con la mano y me desabroché dos botones más de la camisa. Luego, subí los escalones de tres en tres. Nada más traspasar jadeante la puerta de casa exclamé con cara de Indiana Jones: «¡¡A este esposo casi se lo come un oso!!». Vale quizá exageré algo… pero también los peligros de Harrison Ford son de pega. Y en el matrimonio tienes que hacerte a veces el interesante. Al menos, a un oso lo ves venir. Ayer mismo leí la noticia de la Junta sobre las recomendaciones contra las picaduras de las garrapatas, creo que no voy a salir más al campo sin armadura. Qué le voy a hacer, soy urbano. Para mí, todo lo que no tenga ascensor es selva. Pues sí, lector, me lo imagino tan feliz en su pueblín: tumbona, tinto, ensalada campera, partida, periódico… pues disfrute ahora, disfrute… septiembre es el mes ¿adónde vas caperucita? Tampoco quiero chafarle el descanso. Es más, dese por mí un chapuzón en su río, a lo mejor el ejemplar de piraña muerdetestículos que en 2015 apareció en el Torío no llegó a cruzarse con nuestros pececines. O sí. Uf.

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