Editorial | LM: un acuerdo tan inquietante como doloroso por el elevado coste laboral
Es un acuerdo similar al que hace diez años, en 2011, permitió garantizar la continuidad de la presencia de LM Windpower en El Bierzo y frena el supuesto proceso de deslocalización que tanto preocupaba a la plantilla, y también a la sociedad berciana y a las administraciones por el enorme impacto social de la pérdida de empleo en un momento de especial sensibilidad. Es básicamente lo que se sabe del pacto que debe poner fin al largo y duro conflicto laboral en la eólica de Santo Tomás de las Ollas hasta que esta mañana los trabajadores conozcan los términos exactos del acuerdo alcanzado tras una maratoniana reunión de más de veinte horas de duración. Una negociación en la que, al parecer, el papel de las administraciones —Junta y Gobierno— acabó siendo determinante pese al escepticismo inicial y los agrios reproches lanzados por su aparentemente distanciamiento y tibia implicación en tan tortuoso proceso.
Sin embargo, eso no debe ocultar el alto coste laboral —351 despidos— y la afirmación conformista de que el acuerdo no es el ideal, sino el menos malo de todos los posibles, y la más penosa de que al menos se salvarán setecientos empleos —se rechazó la propuesta de convertir el ere en erte costeado por la Junta— y se garantizará el mantenimiento de la actividad en la planta. Y todo ello envuelto en el compromiso de la administración autonómica —también se pronunciará hoy— de garantizar el respaldo técnico y económico que la empresa precise para la mejora de sus procesos productivos y el fortalecimiento de su actividad de cara al futuro, con el añadido textual, también inquietante, de que «siempre que sea dentro de la legalidad vigente».
Los trabajadores tienen la última palabra, pero la dirección de la compañía debería explicar las razones por las que se ha llegado a este punto en la planta, afirmó ella misma, más eficiente de las que dispone. Porque será difícil mantener el nivel de producción sin un tercio de plantilla.