Editorial | El respiro del verano no alivia la asfixia de cientos de autónomos por el covid
El mayor dinamismo de la actividad turística y de restauración del inicio del verano, marcada también por las restricciones impuestas por la quinta ola de contagios de coronavirus, no ha supuesto un alivio para buena parte de los trabajadores por cuenta propia de la provincia. De hecho, pese a este repunte de la actividad en hostelería y restauración, dos de los sectores más castigados por la pandemia, en julio se ha incrementado con fuerza el número de autónomos que han accedido en León a la prestación por cese de actividad compatible con el trabajo por cuenta ajena, que el Gobierno prorrogó en mayo por quinta vez desde el inicio de la crisis, y que tiene de momento su fecha límite a finales de septiembre.
Más de 2.000 autónomos leoneses cobraban en julio la prestación, lo que supone incrementar en una cuarta parte los que la percibían sólo un mes antes. Las cifras están evidentemente muy lejos de las que provocó el estrangulamiento económico del confinamiento, pero muestran bien a las claras que la normalidad está muy lejos de llegar para las cuentas de buena parte de los emprendedores de la provincia.
Los datos ponen sobre la mesa a aquellos que están en dificultades, pero pueden cumplir las exigencias para recibir la ayuda e intentar seguir adelante. El volumen de autónomos en apuros deja adivinar también la cantidad de trabajadores que ya no han encontrado fuerzas y recursos para seguir adelante.
Con una situación sanitaria que pese al avance de las vacunas no da muestras de control, no habrá más remedio que seguir poniendo sobre la mesa fondos públicos para sostener el tejido productivo. Hasta cuándo aguantarán los autónomos, aún con esta ayuda, es la cuestión.