Entre la espada y la pared está el toro
La alcaldesa de Gijón propone vetar las subvenciones a las corridas de toros por parte del ayuntamiento. El motivo es justificado ante el salvaje y heredado nombre de: Feminista y Nigeriano . Así proclaman a los toros de la corrida que ha levantado el campo de batalla. Y es que cuando la política se sale fuera del parlamento la barbaridad está asegurada, aunque dentro tampoco se quedan cortos.
¿Qué tiene que ver un espectáculo como los toros con esa connotación politizada, racista y machista? Nada al parecer. Aunque siempre hay algún garbanzo que cae lejos del puchero. Lejos de las opiniones animalistas o taurinas a favor de la vida del morlaco, la política debería desaparecer de causas que le son ajenas. El problema no son las nomenclaturas terroristas, sino los partidos que hacen bandera de algo que les es ajeno con la mera intención de conseguir votos. Al final, aquello que les da las puertas de un diputado más acaba siendo deformado y repudiado.
No solo se aplica a los toros, cualquier tipo de manifiesto ciudadano una vez pasa por las manos de los partidos no vuelve a ser lo mismo. Quizás llegue a buen puerto y las cosas cambien por ley, pero lo que es más seguro es que nada será lo mismo desde el faro que iluminó su comienzo. Los toros son algo que levanta polémica desde hace más de un siglo, lo que antes era un estandarte de España ahora la desgarra.
La barbarie y la brutalidad con la que se tortura al animal es algo innegable, pero también es el sustento de muchas familias. Todos han escuchado alguna vez argumentos a favor en contra, algunos más acertados, otros desmentidos, pero lo único que sabemos con certeza es que forman una parte de la historia sean del color que sean.
«El toreo es probablemente la riqueza poética y vital de España, increíblemente desaprovechada por los escritores y artistas, debido principalmente a una falsa educación pedagógica que nos han dado y que hemos sido los hombres de mi generación los primeros en rechazar. Creo que los toros es la fiesta más culta que hay en el mundo.». Lorca decía estas frases en una entrevista de 1936. Como él, muchos escritores como Hemingway, o las generaciones literarias del siglo XX, han coincidido en que la figura narrativa de los toros tiene cierta magia que embruja a medio mundo. Quizás sea la valentía, o quizás la barbarie. Pero el sentimiento está ahí, ronda entre nosotros y grita «¡Oles!».