Editorial | Inbiotec: nuevas razones para avalar un centro esencial para la provincia
El Instituto de Investigación Tecnológica, objeto de demasiados titulares nada buenos en los medios de comunicación en los últimos tiempos, se asoma a una semana clave en la que deberá decidirse su futuro, en uno u otro sentido. Avalado en el plano científico por veintiocho años de intensa actividad investigadora, ha alcanzado un enorme prestigio en ese campo, pero la gestión en términos de rentabilidad económica ha acabado poniendo en peligro su supervivencia.
Más allá de las cifras que en ese sentido se han manejado con distintas intenciones, lo que trasciende ahora es que en el cuatrienio previo a la pandemia —que lo puso ante el abismo—, el Inbiotec generó 2,8 millones de euros y que su cierre y la liquidación laboral de sus investigadores dejaría en el aire cinco proyectos de enorme interés, tres de ellos de ámbito europeo, financiados por la propia UE y con implicación de siete países.
Falta un compromiso real de las instituciones hasta el punto de que en los últimos días se vio que todas, sin excepción, se ponen de perfil
La voz de alarma lanzada por la plantilla del centro abrió los ojos de la ciudadanía a una situación de quiebra que acabó causando una auténtica conmoción social por el esfuerzo e ingente trabajo realizados hasta convertirse en una referencia fundamental para la historia de la ciencia y la investigación en León.
En ese escenario realmente catastrófico, las instituciones apuntaron posibles soluciones que pasaban por fórmulas como la creación de una fundación, o la aparentemente más lógica integración en la red del Centro Superior de Investigaciones Científicas. Pero la realidad, más allá de las voluntades manifestadas, es que faltó —y sigue faltando— un compromiso real, hasta el punto de que en los últimos días hemos visto que todas, sin excepción, se han puesto de perfil. Y que a lo más que se ha llegado, y eso le salva la cara a la Universidad de León como patrona del instituto, es a la negociación para que una empresa del sector asuma con su participación cierta responsabilidad en la viabilidad del centro.
La importancia y la capacidad del Inbiotec para generar actividad de alto valor está fuera de toda duda. León no puede permitirse su cierre, porque eso supondría cerrar también horizontes al universo investigador de la provincia como impulsar los sectores punteros que deben sustentar su desarrollo económico y laboral.