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E se vestir del Oriente árido dámelo... ese algodón liviano o crudo, esa lana de abrigar, esas ropas amplias de buena caída que no oprimen chirris ni hueveras, esas camisolas por fuera y chaleco encima, esas bombachas de braga maragata... esos fulares de tres vueltas al cuello o al tarro, esas largas pañoletas, ese mantón de ocho puntas, esa abarca mocasina en la calor, ese igualar trazas, pero no colores... esa elegancia tan antigua. Hay aquí quien lo cree pobreza o primitivo (allá ella, allá él y sus efímeras modas caras), pero aquella ropa les dura infinito más; y tampoco se vuelven locos del ¡y qué coños me pongo yo hoy!

India, Pakistán, Afganistán... son plazas de esa moda que no ha de cambiar para seguir siéndolo cada año. Ropa cómoda no la hay mejor, tela suelta... y el ceñir, que es constreñir, se va a freír. De Afganistán, esa ropa... aunque también se ve paño caro que es puro flipe, igual que es difícil ver por allí un chándal o camisetas del Barsa o la Juve. Observas esas calles y parece que están rodando Las mil y una noches . o El ladrón de Bagdad . Se sientan unos cuantos viejos a las puertas de un cafetín o en un banco de la plaza y parecen un tribunal anciano deliberando leyes nunca escritas. Porque además de su envidiable comodidad, esas ropas tienen tal teatralidad y ritual, que parecen hacer protagonista a todo el que las lleva.

Y después dame de Afganistán su perro perrazo, abuelo de estos mastines que de allí vinieron, Roma los trajo. No hablo del galgo afgano que no se ve uno solo ni de refilón en tantos reportajes y documentales que vienen de allí, perro que es es lujo pif del pijo que aquí se regusta en noblezas por verlo en cuadros de los zares. Pero aquel mastín es la seña afgana. Y como aquí antes, le tallan el rabo y rapuchan orejas para no perder jirón en su papel fiero con lobos o chacales; o en sus populares peleas de perros. Peleona raza. Y también la de sus dueños con su lucha cuerpo a cuerpo tan igual en mañas y corros a estos aluches. Algo explica esto la determinación del talibán: lo de Afganistán fue siempre una cuestión muy perra.