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E n la playa de Islantilla, Huelva, una media docena de delfines amenizaron días atrás la mañana de los bañistas y canoistas y surfistas y lanchistas y patinistas dándose un paseíto entre ellos y asomando el lomo en sus cabriolas como quien dice hola, me ves, no me ves, juego contigo.

El delfín es la ricura de los mares, la imagen ágil, sociable e inteligente que ya griegos y romanos ensalzaban en sus mosaicos, torques o ánforas. Y los marineros largo tiempo lejos de puerto o con empalme delirante siempre querían ver en ellos a las sirenas de sus sueños o ganas, sirenas que contrató Homero para su Ulises, que de ahí viene ese  fake  que llamamos mito. Abunda la literatura de delfines que ayudan al pescador en peligro o al barco a la deriva; y en mi niñez hasta un tal Flipper hacía de prota en pelis, aunque el Hemingway marinero ni miró para ellos en sus pescatas caribeñas del pez espada.

Al ver esas imágenes de Islantilla (Isla Antilla al bautizarse), Peláez se decepcionó; esperaba él que algún delfín arremetiera un hocicazo torpedo en la boca del estómago de algún bañista dejando advertida a la humanidad, igual que en ese mismo mar las orcas (delfines también) emburrian airadas al barco, un ladrón de atunes, su plato estrella. ¿Y de qué tendrían que protestar esos delfines?, se preguntó Otavito, ¿quizá nos guardan algún rencor por hacerles beber cada verano la guarrería química que les llega desde las playas de todo el Mediterráneo con 14.000 toneladas de bronceadores y cremas protectoras que el agua lava y roba a millones de gentes embadurnadas?... 14.000 toneladas... se dice pronto. En Hawai han prohibido ya toda crema que tenga  oxibenzona  (casi todas) por destruir el coral y mucha flora marina, llegando a detectarse también en huevos de algunas aves costeras y hasta en la leche materna de alguna mujer. Y Peláez sonrió: pero esas cremas tienen hasta 85 componentes y muchos se ocultan al amparo del secreto industrial... ¿prohibiendo la oxinbenzona arregláis el crimen?... ¿y no veis ya claro que el delfín tiene algún motivo para rencores y hocicazos?...