El curso
Sólo hay una cosa que da más pereza que el inicio del curso escolar: el inicio del curso político. El pistoletazo de salida que marca el regreso a las aulas es —además de caro— un trabajo titánico de preparación y asimilación por parte de quienes nos vemos implicados en esto. Pero en el caso de la vuelta de los que mandan es, además, soporífero. Y no sólo eso, sino que, conviene hacer un concienzudo ejercicio de paciencia para no echarse a reír —o a llorar— con sus ocurrencias.
A Mañueco le dio hace unos días por hablar de los consultorios. Creía yo que este tema lo tenía olvidado en algún rincón de mi memoria porque, por suerte, no me ha hecho falta últimamente hacer uso de este servicio indispensable. Pensaba resarcirme a gusto una vez más, harta que la puerta del mío lleve cerrada desde que nos sorprendió la pandemia. Menos mal que un amable vecino me dio la buena noticia de que esta semana volvía a abrir. Por fin. Sin embargo, eso no quita para que le recuerde que lo de la sanidad rural ha sido y es un auténtico despropósito. A ver si toman nota.
Muchas veces, cuando escucho a los políticos me da la sensación de que vivo en un planeta distinto al suyo. Hablan de los asuntos cotidianos desde una perspectiva que poco o nada tiene que ver con la realidad y, que, además, no interesa a la mayoría. Sinceramente, no sé a que se debe la crisis sanitaria en los pueblos, si es un tema de falta de profesionales, de presupuesto o de interés. Lo que tengo claro es que muchos consultorios han estado cerrados demasiado tiempo. Lo contrario es decir verdades a medias o mentir. Y de seguir así, la España Vaciada va a pasar a ser, no tardando, en la España muerta, porque peor no puede estar el mundo rural. Nos cuenten lo que nos cuenten.
Pero luego sale Pedro Sanchez a dar el pistoletazo de salida en el panorama político nacional, con su particular visión de la vida, y nos dice que el salario mínimo va a subir, escondiendo un poco la letra pequeña, que dice que la subida es de 15 euros.
Pero siempre nos queda consolarnos con que algo es algo. Y así nos va. Así que, visto lo visto, yo prefiero que empiece el cole y que el curso que está por delante sea bien distinto al que nos presentan nuestros políticos. Y lo que nos queda.