Editorial | El cráter dejado por Compostilla no se tapará con cualquier cosa

El final de la minería y de la generación eléctrica con carbón ha dejado heridas de muerte a las cuencas. Desde el primer momento se acuñaron las palabras ‘transición justa’ para definir unos compromisos del Gobierno que con el paso del tiempo se han ido desinflando. Ayer se dieron a conocer los primeros proyectos para ocupar el espacio de Compostilla II en Cubillos del Sil. Quizá sea cierto que se rellenarán un buen número de hectáreas. Pero evidentemente se echa en falta algo mucho más ‘justo’, que facilite actividad industrial y que sirva para crear un buen número de puestos de trabajo, aunque seguro que siempre será en una cifra terriblemente inferior a la que facilitaban el carbón y las térmicas.

La disposición de Endesa a impulsar las cosas parece loable, pero la duda es sobre el verdadero compromiso de las administraciones públicas. La sociedad debe permanecer alerta y presionar para conseguir que la propia eléctrica actúe con mayor decisión y que las instituciones incentiven, como se ha hecho en otros territorios, la llegada de iniciativas empresariales que de verdad aporten cientos de empleos como se había anunciado para esa ‘transición justa’.