Margarita Robles
Sin duda Juan Fernández-Miranda y Javier Chicote se están apuntando un gran tanto con la publicación de los papeles del que fuera jefe de los servicios secretos, el ya fallecido general Manglano. Los comentarios dejados por escrito por el general tienen una repercusión política que está llevando a la bancada de la oposición a pedir explicaciones al Gobierno y más concretamente a algunos miembros del Gobierno que como Margarita Robles formaron parte del Ejecutivo socialista en la década de los 90.
No voy a entrar en el fondo de lo que se cuenta en los papeles pero sí quiero reafirmar mi profundo convencimiento de que si algo hizo Margarita Robles en su paso por la Secretaría de Estado de Interior fue actuar, como ha hecho siempre, de acuerdo a la ley. Es más, se puede decir que hubo un antes y un después a partir del paso de Margarita Robles por el Ministerio de Interior. Robles es de esa clase de personas que no hace lo que no hay que hacer y que ni siquiera cae en la tentación de hacer lo que no se debe de hacer. La rectitud es parte intrínseca de su personalidad, como lo es poner la ley por encima de cualquier otra consideración.
Así que me parece a mí que la oposición pinchará en hueso si intenta buscar petróleo donde no lo hay, es decir en la gestión de la señora Robles cuando fue secretaria de Estado de Interior.
Desde que ganó la oposición para convertirse en juez, la trayectoria de Margarita Robles ha estado marcada por su afán de cumplir con rigor con el servicio a los demás además de actuar siempre con un envidiable margen de independencia cuando ha ocupado cargos políticos. Así fue en el pasado y así es en el presente.
Precisamente su independencia ha despertado recelos en los gobiernos en los que ha participado. Los presidentes saben que pueden contar con su lealtad pero que si un día le piden algo en lo que ella no cree no lo hará. Y es que Margarita Robles no es una política al uso, su ambición no pasa por los cargos sino por ser útil a los ciudadanos y su manera de entender ese ser útil pasa siempre por el cumplimiento escrupuloso de la ley. No dudo de que hay quienes tienen ganas de pillar en algo a Margarita Robles, que cuenta con enemigos poderosos incluso muy cerca de ella, pero sinceramente dudo que lo vayan a conseguir. Es más, la inutilidad del esfuerzo solo les conducirá a la melancolía. Margarita Robles es no solo una ministra querida por la opinión pública, es que su gestión está siendo realmente modélica, y ha contribuido a dar un paso más en la valoración tan alta que tienen los ciudadanos de las Fuerzas Armadas. Lo dicho, quienes van a por ella intentando pillarla en algún renuncio, pincharán en hueso.