Carmonas y conseguidores
En el argot de los negocios se maneja el término conseguidor para simplificar a la persona por la tarea encomendada. Lograr por vías no convencionales o atípicas lo que parece inviable por los métodos habituales. Con los años, el perfil y las tareas de los conseguidores se han ido ampliando desde simples intermediarios a modernos influencers ; capaces de crear estados de opinión en los medios apropiados, presionar o advertir en los centros de poder del business y de la política. Pueden desempeñar su papel de enganche entre empresas, profesionales, un lobby y el Ejecutivo o utilizar la capacidad de presionar por sus conocimientos o su agenda. También llegar a ser killers cuando la mano izquierda no es suficiente para conseguir sus propósitos.
El último caso, de un perfil asimilable, es el fichaje de Antonio Carmona por Iberdrola. La eléctrica que está preocupada por el intervencionismo gubernamental podía haber buscado un mirlo blanco en las filas de exministros socialistas o, incluso, contratar al despacho de José Blanco, que lo está petando en Madrid con asistentes-socios como Alfonso Alonso (PP) o Antonio Hernando (PSOE). Pero ha preferido a un actor secundario conocido por su fratricida enfrentamiento con Sánchez en la Federación Socialista Madrileña y en el Ayuntamiento de Madrid. Los que le hemos tratado sabemos de su buen talante, poco sectario y con extraordinaria mano izquierda para salirse con la suya y un colmillo bastante retorcido.
Es proverbial su amistad personal con Eduardo Inda, aunque en las antípodas de su ideario político. También es íntimo de Tomás Gómez, socialista purgado como él por Sánchez en el asalto a la sede del partido madrileño.
Es decir, la compañía eléctrica que se juega ahora los cuartos con el Gobierno no ha buscado a un hombre próximo a Sánchez como parecería lo ortodoxo en un intento de influir en el Consejo de Ministros. Al contrario, ha fichado a un personaje que tiene todas las razones para guardar poca simpatía por el presidente del Gobierno que hundió su carrera política y la de su amigo Gómez. Así que la cuestión es: ¿qué servicios espera la eléctrica de Antonio Carmona? No se trata de puertas giratorias como algún tolili de Podemos ha denunciado. Es justo lo contrario. Y se ha encargado el PSOE de dejarlo claro con su indignación. Es un socialista resentido en la sala de reuniones de una compañía acosada por el Gobierno.
Que conoce muy bien los entresijos del partido, del presidente, de sus asesores; las contradicciones y los puntos débiles. Ojo. Es lo que tiene dejar heridos en política, que en el momento menos pensado se te pueden pasar al enemigo.