Editorial | Proyecto atractivo para Ordoño al que lastra una tramitación oscura

El presente mandato en el Ayuntamiento de León parece condenado a tener como protagonista a la avenida de Ordoño II. Desde el primer momento, en el equipo de gobierno se ha centrado el foco en uno de los viales más emblemáticos de la ciudad, a la que con su peatonalización había robado protagonismo la calle Ancha. Las sucesivas reformas o el pintado del asfalto no han dejado indiferente a nadie, aunque eso sí, todo ello marcado por una actitud política difícilmente loable, con un permanente desafío hacia todo y hacia todos, y sin buscar un mínimo diálogo, esa herramienta tan importante en la administración de lo público. Quizá por ello, se siguen acumulando los varapalos para el alcalde José Antonio Diez, a la que tanto propios como extraños le son reacios a adjudicar respaldos.

Sobre la mesa está ahora la propuesta para dar una nueva vida a Ordoño II con la instalación de unos bares con terraza que eviten el vacío de opciones de ocio que existe, especialmente en la zona próxima a Guzmán. Sobre el papel parece una iniciativa atractiva para la ciudad, siguiendo un modelo existente por toda Europa para dinamizar las zonas peatonalizadas. El ‘referéndum’ diario sobre las terrazas en León, una ‘plaza difícil de lidiar’ por las bajas temperaturas tiene un claro resultado por parte de la ciudadanía. Es cierto que existen voces contrarias y quizá gritan mucho, pero una visita a San Marcelo, el Cid o la plaza Mayor pone en claro su rotundo éxito, tanto entre los leoneses como con los turistas. La duda reside más en la tramitación oscura, en las formas políticas que no logran ‘sumar’.