De una coz
La amazona Elena Legarra murió anteayer en un centro ecuestre del valle navarro de Ultzama tras recibir en el pecho una coz de su caballo que se revolvió en furias al intentar bajarlo de su transporte. Toda una vida dedicada a la equitación quedó así truncada a los 43 años en una tremenda tragedia que algún animalista corrupio ya quiso interpretar como rebelión vengativa y legítima de quien sufre abusos, esclavitud, espuela y entrenamiento militar. Y lo cierto es que hay mascotas muy queridas y de larga o estrecha convivencia con sus cuidadores que un buen día cruzan el cable azul del cariño con el rojo del odio y se revuelven en represalias contra su cuidador o contra un inocente peatón que pasaba por allí; ¿quién no conoce al menos tres casos de perros aloriados que, sin más, sólo hablaron a dentelladas con un rastro de muerte o desfiguración?... no se me despintará de la memoria el pastor alemán que en Cabreros del Río degolló al crío de una familia amiga aparentemente jugando en su huerta sin que en años anteriores hubiera dado muestra alguna de agresividad; ¿le latía alguna venganza por alguna vieja perrería del chaval? Todo esto parece más lógico en animales salvajes aparentemente domesticados y aplacados a los que alguna circunstancia les despierta el instinto de sus genes: pisotón destripaniñas de un elefante que hasta entonces sólo hacía gracias en el circo, zarpazo de una leona en el zoo o de un oso de feria, letal patada de uñas largas de un casuario, mordisco criminal de un inocente babuino... incluso de sabe de un gallo celoso, paternal y furioso que mató a una anciana que recogía huevos cortándole la yugular a picotazos tras caerse del susto y golpearse.
A este hilo trajo a colación Otavito la siempre actual «Rebelión en la granja» de George Orwell donde una idílica animalidad inicial termina en tiranía y dictadura... y nos dejó una pregunta para roer: ¿y si los animales, como los niños, no obedecen, sino que nos imitan?... ¿no ves, Peláez, que ese perro tuyo de raza rara no deja de observarte y su mirada es infiel?... no sé, cuídate.