Editorial | Una apuesta seria para atajar las listas de espera

La endémica situación de la atención sanitaria tiene su fiel reflejo en los balances periódicos de las listas de espera que se han engrosado de forma alarmante en los últimos meses, aunque la saturación no es toda imputable a la pandemia. El atasco en el acceso a las consultas especializadas viene de mucho más atrás, anquilosado en esperas interminables entre citaciones, insoportables para muchos pacientes que han terminado acudiendo a la sanidad privada. Por eso, es esperanzador que se haya movido ficha entre las gerencias de atención primaria y hospitalaria para poner freno a los retrasos y mejorar los servicios racionalizando las consultas, para eliminar los paseos innecesarios en un recorrido asistencial que suele ser muy engorroso y poco eficiente. Lo fundamental es agilizar la atención sobre todo en las especialidades que requieren un seguimiento más continuado o, como en el caso de Traumatología, las que requieren de una atención más inmediata que puede solventarse en un centro de salud antes de tener que esperar, en el mejor de los casos, varias semanas por una cita. Al repasar los números, es llamativo que el año pasado se hayan realizado casi 116.000 interconsultas desde los centros de salud hacia los especialistas del Hospital para la confirmación de diagnósticos. Es un reto sin duda normalizar la situación para que, por ejemplo, el más de un año de espera que están soportando más de 2.200 pacientes por ser atendidos en Trauma se consiga reducir a finales de 2022 a los 90 días pero es evidente que el sistema actual no funciona.