Entre restricciones y sostenibilidad
Los vecinos de Riaño se están levantando en armas y no es para menos, ya que como bien dicen en las redes sociales, a pesar de estar viviendo en uno de los parajes más impresionantes de la Cordillera Cantábrica, ellos se sienten como en una cárcel, acechados y acosados por las constantes restricciones impuestas por el parque regional. La Junta de Castilla y León está colocando carteles por todas las pistas forestales de Riaño, Valdeburón y Crémenes en los que se recuerda la prohibición de circular con vehículos de motor, a excepción de usos ganaderos o acceso a fincas particulares. Nada nuevo bajo el sol, ya que esta prohibición era ya efectiva desde hace años, lo que pasa es que la normativa obliga ahora a señalizar la prohibición en todas y cada una de las pistas del parque, algo que no está gustando a muchos vecinos, que encima denuncian que el parque está más abandonado que nunca. Y es que hasta ahora «burlaban» la ley accediendo con sus vehículos por las pistas sobre las que en principio no pesaba ningún tipo de prohibición, al menos señalizada, como algo habitual para acceder al monte, ya que de otra forma es prácticamente inviable.
La cosa no pinta bien, porque las restricciones serán cada vez más explícitas para alcanzar ese máximo de sostenibilidad que persiguen todos los parques naturales y que ya ha quedado patente que el anuncio de Confederación Hidrográfica del Duero, a través del borrador del Plan Hidrológico, de prohibir la navegación a motor por sus pantanos, algo que, opr cierto, choca con la potestad que tienen las comunidades autónomas en sus planes rectores de uso y gestión, quien los tenga, o en los planes de ordenación de los recursos naturales, en los que se incluyen los usos en los lagos, pantanos y ríos. A ver quien se lleva el gato al agua.
Tenemos que tener claro de qué parte estamos, y aunque me acusen mis amables lectores de preferir un Riaño de postal al progreso de sus gentes, cosa que no es cierta, pienso que debe haber un equilibrio y que como nos ha recordado el secretario de Naciones Unidas, António Guterres, en la Cumbre del Clima, la llamada COP26 que se celebra en Glasgow, «es el momento de decir basta y de dejar de tratar a la naturaleza como un váter», aunque no tengo muy claro en este caso quien es el que tira de la cadena.