Presuponer en las cuentas
Antes, tu calle la asfaltaban una vez cada tropecientos años. Toda esa parafernalia de maquinaria y de restos de alquitrán tipo plastilina suponía un espectáculo singular a los ojos de un niño, que se veía obligado a permanecer ‘atado’ en casa a la espera de la nueva normalidad. Pero ahora, cada año, las máquinas levantan y reasfaltan calles y más calles en un proceso que no parece tener fin, ya que en cuestión de semanas vuelven a aflorar los mismos cráteres... en un bucle que se convierte en una metáfora sobre hasta qué punto todo es ahora mucho más efímero.
Especialmente en política, donde las cosas se reordenan a una velocidad que no da tiempo a sonrojarse. Sólo hay que mirar la singular trayectoria de la omnipresente Ciuden. Es cierto que en origen fue un imán que atrajo una riada de millones para construir una planta de captura de CO2 que... sí, sí... —uf, qué tiempos— iba a salvar el carbón. Y las térmicas. Después se ha convertido en una masa deformable para la que cada seis meses, más o menos, se anuncia un nuevo fin que nunca llega a hacerse realidad. En los últimos tiempos fue el epicentro de la Transición Energética, la contratista de la recuperación de escombreras... y ahora el eje pensador de la repoblación de pueblos...
Se nos acaba de morir Georgie Dann, el que mejor entendió en este país para qué servían los chiringuitos. Esos que tienen mucho de paja en el ojo propio y viga en el ajeno. Como esa glorieta en la Ronda Este que da acceso a La Granja... para la que nadie puso de verdad dinero en los Presupuestos del Estado pero sí la tenían en sus planes del día siguiente... como bien osaron decir estos días en el PP.
En el PSOE no necesitan enmendar las cuentas estatales del próximo año. Dan por bueno lo que hay. Viven de las rentas de esa Ciuden a la que no llega nada y de un Incibe que facilita titulares fáciles, con supuestas partidas millonarias que ni pasan por León. El edificio de La Lastra, con unos pocos de operarios delante de ordenadores, se parece al centro ferroviario del AVE que tiene Olmedo. Una foto satélite muestra su nudo de vías que distribuye al noroeste, aunque sólo le falta una cosa, No tiene estación y todo es ‘de paso’. El Incibe lo ‘reasfaltan’ cada año con jugosas partidas pero poco ha crecido si ni siquiera se ha construido el segundo edificio previsto... Y lo de San Marcos queda para Iker Jiménez...