Diario de León

Creado:

Actualizado:

Leo que las mujeres en Afganistán ya no pueden salir en televisión si no llevan velo. Los talibanes también han recomendado a las cadenas privadas que dejen de emitir las películas y las series en las que ellas sean las protagonistas.

Es una ‘sugerencia’ del nuevo Ministerio para la Promoción y el Fomento de la Virtud y la Prevención del Vicio; un departamento que desde septiembre sustituye al Ministerio de la Mujer y que emite directrices sobre la apariencia física de los afganos, mujeres y hombres, la ropa que visten y su comportamiento, como en los tiempos de la Policía de la Virtud, que en los años noventa azotaba a las infractoras de unas normas que ahora se camuflan de recomendaciones amparadas en ‘pautas religiosas’. Y también considera inmoral, ese peculiar Ministerio inquisitorial, los torsos desnudos de hombres que de vez en cuando se cuelan en las telenovelas turcas o hindúes, que tanto éxito tienen en todas partes.

El país ha vuelto a la Edad Media. A los tiempos oscuros. Ser mujer y trabajar fuera del hogar, o estudiar en una Universidad, o salir sola a la calle, sin un pariente masculino, incluso usar zapatos de tacón que hagan ruido al caminar (porque un hombre no puede escuchar los pasos de una mujer), o reír a carcajadas, o practicar deportes, ya eran en la primera etapa de los talibanes en el poder prohibiciones estrictas que ahora se convierten en ‘sugerencias’. O eso dicen sus portavoces a los periodistas extranjeros cuando les preguntan.

Todo esto ocurre muy lejos. Pero no tanto. Hoy jueves 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. La fecha, asumida por las Naciones Unidas, recuerda el asesinato en 1960 de las tres hermanas Mirabal en la República Dominicana; tres mujeres, activistas, esposas de opositores de la dictadura, que murieron apaleadas por sicarios del régimen de Rafael Leónidas Trujillo.

Y detrás de su historia, que también parece muy lejana en el tiempo y en la distancia, van todas las demás. Historias de violencia física y psicológica, de desigualdad y falta de oportunidades; historias camufladas de pautas religiosas que imponen hombres que se sienten amenazados —aquí y en Afganistán— cada vez que una mujer hace ruido al caminar.

tracking