Sinsentido con sentido
Dado que no tengo el móvil de Woody Allen, le felicitó desde aquí. El pasado martes cumplió 86 años. Y como el mejor regalo para un cineasta es ver sus películas, fui a mi querida Biblioteca Pública de León a por la última suya, Rifkin’s Festival (2020). Y la tenían. La pandemia me impidió verla en su día en el cine. Por fin, deuda saldada. En casa somos muy fans suyos y nos sentíamos desleales. Sí, la mejor manera de mostrarle gratitud es ver sus películas, primero en la gran pantalla. Por supuesto, hay también otras formas, como enseñarle a preparar el pisto manchego o actuar gratis de doble en esa escena con estampida de dinosaurios que ningún especialista quiere hacer, ni siquiera si son con ordenador. Pero lo más parecido a bichos que ha sacado fueron langostas vivas, en Annie Hall . Una vez en casa, Marta llamó a nuestra amiga Esther Bajo, que arrastraba el mismo remordimiento. La vimos juntos al día siguiente. Si haber esperado 24 horas no es amistad ya nada lo es. Cómo la disfrutamos. Rifkin’s Festival es un cuento, en el que lo grande se revela en lo pequeño. «La vida carece de sentido, pero tu existencia no ha estar vacía por ello», se le argumenta en un sueño al protagonista.
De acuerdo en lo de dotarla de contenido, pero discrepo en lo de que carezca de sentido. Durante décadas, siempre llegaban las cuatro estaciones… y la última de Woody. Eso ha formado parte de nuestra felicidad familiar. O sea, de nuestro sentido. Echamos de menos la quinta estación.
Algunos críticos deberían quitarse antes la camiseta de Fast & Furious para llamar cineasta agotado a Allen. Muchos de mi generación nos formamos con sus películas, como con los libros o la música. Su cine es uno de nuestros orígenes.
Me gustan las buenas películas de acción, pero ¿por qué los bíceps del protagonista han de ser el tamaño de la guía telefónica de Chicago? Mejor el sinsentido con sentido de Woody: a la vez, neoyorquino y europeo, Capote y Chejov, japonés y sueco. No nos cuenta historias de las de antes , sino de las de siempre. Pero explicar este matiz daría ya para otra columna, incluso para otras dos.