Editorial | Recuperación de la actividad que debe mimarse en las instituciones
La doble crisis a nivel planetario, en poco más de una década, ha dejado demasiado dolor en la sociedad y unas cicatrices en la economía que aún siguen aflorando en forma de desequilibrios. El dato de que el desempleo siga reduciéndose es objetivamente positivo siempre. Incluso aunque venga marcado por las incertidumbres del exceso de temporalidad o la escasa calidad. En este campo, como en tantos otros, hay que ser ambiciosos, pero también realistas. Es importante dar por bueno que en estos momentos el número de cotizantes en un territorio tan deprimido como la provincia de León, se sitúe en niveles próximos a los del inicio de la pandemia. Aunque también es cierto que los 161.000 afiliados a la Seguridad Social están muy lejos de los 180.000 que se registraban en el techo de julio de 2008, antes de que la gran depresión atacase la economía real arrastrada por el derrumbe a nivel global iniciado un año antes.
Pero, con este panorama, resulta imprescindible reclamar a las instituciones un esfuerzo en favor del rigor. Llegan los fondos de reconstrucción y existe una ocasión para relanzar la economía. Sería un error dejar pasar una ocasión histórica como ésta. Y parece imprescindible que las administraciones deben esforzarse por no poner palos en las ruedas a los emprendedores.