Diario de León

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Ya no suena ni como eco lejano lo de los Papeles de Pandora. ¿Se agotó la tinta que tan efusivamente corrió?, ¿no dio para más la cosa?... qué rápido, ¿no? Y ya no preguntéis por aquellos tan célebres Papeles de Panamá de hace cinco años que nos parecían toda una biblia del cachondeo fiscal donde un millón sonaba sólo a calderilla. Será que ya admitimos este mal como global, transversal y colosal porque nadie se priva de evadir si puede, si le dejan o si no miran, haciéndosenos rutinarias las listas de estadistas, artistas, deportistas, progresistas, cineístas, integristas, congresistas... todos gente muy lista, nunca la hubo más pispa en no dejar su oro a la vista. Unos patriotas (toma Bertín). Es como si les resumiera aquel célebre poema de retrete: Cagar es un placer y de cagar nadie se escapa, caga el Rey y caga el Papa, caga el buey, caga la vaca y hasta la señorita más guapa hace bolitas de caca... en esta vida maraca de cagar nadie se escapa... Pues lo mismo el evadir.

¿Se enmendaron todas esas gentes tras verse en la picota con el infraganti al aire y el fisco ordeñándoselo?... Enmendaron, sí, dijo Peláez, pero la trampa, no la voluntad... incluso quien vaya a la cárcel lo tomará como un máster y saldrá recauchutado. Tampoco nos consuela o tranquiliza que ni bancos lejanos o bufetes de hampón parezcan ya tan seguros, dejan demasiados rastros y mapas. ¿Habrán sopesado volver al viejo sistema bucanero de enterrar el tesoro en islas vírgenes que, paradojas de la vida, se convirtieron finalmente en paraísos fiscales?

Éramos pocos y... hasta los paladines vigilantes de la banca o los justicieros jinetes de manos limpias que decían defendernos del mal acabaron también en bandoleros de corbata y extorsión. Ahí ardió ante el pueblo -saqueado, atónito y quieto- la última esperanza de que pueda arreglarse la orgía codiciosa de los Epulones insaciables. Pero el pueblo se resigna y volverá a disculparles, a admirarles, a imitarles si pudieran... o a votarles. Ya lo decía aquella pintada en Buenos Aires: La esperanza es lo último que se... perdió.

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