Editorial | Una sanidad más eficaz que limita molestias, gastos y procedimientos
Hace ya mucho tiempo que los expertos adelantaron que los procesos de cirugía vivirían una auténtica revolución con la puesta en marcha de las nuevas técnicas. En ocasiones, puede transmitirse la sensación de que las cosas permanecen anquilosadas, pero hay sectores, como el sanitario, en el que los buenos profesionales se afanan por ponerse permanentemente al día y por activar esas fórmulas novedosas que generan beneficios en todos los órdenes. La prioridad en un sistema de salud debe ser siempre el paciente. Y la apuesta por la cirugía ambulatoria, que vive una creciente expansión es, sin duda, la mejor fórmula para que las personas reciban el tratamiento con la menor invasión posible, y con unas molestias que se reducen notablemente al volver a casa cuanto antes.
Desde un punto de vista social, la opción de esta fórmula para realizar intervenciones cuando es posible supone un notable ahorro para el sistema sanitario, una mayor disponibilidad de las siempre insuficientes camas hospitalarias y una menor ocupación de unos quirófanos, que también están siempre en entredicho por las listas de espera. El reto de rebajar esos tiempos desde que se concreta el diagnóstico hasta que llega la operación tiene un buen camino para seguir avanzando en estas fórmulas de curación con tratamientos ambulatorios, que deben ser el camino siempre que sea posible para conseguir un beneficio que nos llega a todos.