Lo extraordinario
Este puente festivo con que se salta la tiranía laboral el que puede tiñó ya todo de color Navidad con una orden tiránica: consumid, malditos, anticipaos e instalad circos navideños ya que vuestra vida es un puro belén comercial como nunca se vio.
Hasta que la edad diluye fantasía y alborozo, tuve siempre la Navidad como el momento más emocionante y esperado del año al suceder en esos quince días cosas que en ningún otro momento del año ocurrirían: la instalación del Belén diez días antes con disputas entre la rapacería fraterna por dónde colocar el castillo de Herodes o el riachuelo de plata condenando allí a unas lavanderas y a unos patos, la intensa cena familiar de Nochebuena siempre tumultuosa y con platos o delicias que sólo se veían esa noche que iría seguida de misa de Gallo en la Maternidad donde el tío César era capellán, lo que suponía después un jolgorio de músicas, villancicos y turrones con los médicos de guardia, enfermeras y las reverendas del centro atreviéndose alguna a unos pasos de baile casto con algún galeno... Navidad con un esperado día de Inocentes que ahora nos lo cascan a cada poco... o aquella cena no pagana de Nochevieja, pero seguida de segundos postres y copichuela en un recorrido por las demás casas de la familia... y el día principal era noche, la de Reyes, la de los juguetes que no veríamos ningún otro día del año ni por sacar matrículas en fin de curso, así que en esa noche radicaba el capital fantástico de un niño conformado a su buena suerte. Ya después, todo era una cuenta atrás aguardando la próxima Navidad, que era lo extraordinario , justo lo opuesto a lo ordinario , tan de hoy... y si me piden partidismo de Belén o árbol de Navidad, digo el primero por lealtad; el abeto nórdico, oh tannebaum, es colonización. Y casi diría lo mismo del ramo leonés de Navidad , tan profuso hoy, que era cosa muerta de iglesia y de la etnografía (además no es leonés sólo), ramo del que podría vanagloriarme, si es que no culparme, por difundirlo y haberlo hecho civil instalando en Pallarés el primero que aquí se vio hace 35 años.