Diario de León

Alfonso García

Patrona de la luz

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Hoy es Santa Lucía, “la que lleva la luz”, la que pone sus ojos sobre la bandeja para que todos puedan ver más. Las visiones maduran después, en la reflexión y el empeño. Uno recuerda cómo en el pueblo del Alto Bernesga que lleva su nombre se encadenaban las efemérides de un mes de diciembre intenso y festivo. Empezaba con Santa Bárbara, la de los barrenos de madrugada que testificaban la esencia minera de la localidad. La algarabía se convertía en don, en fraternidad, en el hermanamiento que el carbón traía a sus hombres. El tiempo, sin embargo, pone en solfa las advocaciones y devociones colectivas. Hasta puede borrarlas, desgraciadamente.

Hace muy poco tiempo que el último castillete minero de esta población se convirtió en un simple reducto de la memoria, suplantada, según me cuentan y el tiempo lo dirá, por algunos oscuros pasajes en la implantación de nuevas actividades, vamos a ver en qué medida rentables laboral y sanitariamente. La destrucción del patrimonio industrial significa una pérdida notable de oportunidades aprovechándolo como parque temático, según avalaba un informe riguroso del que hemos hablado en estas hojas en otras ocasiones. La espalda fue la respuesta. Santa Bárbara pierde fortaleza, aunque aún hay un par de posibilidades o tres para que no desaparezca del santoral activo y afectivo. Todo dependerá de la apuesta que se haga y de la lucha administrativa en que se empeñen los responsables. Cualquier activo debe custodiarse y cuidarse para que exista algún rayo de esperanza, con su cotización a la baja, a pesar de ciertas pequeñas iniciativas dignas de aplauso. No hacer no debe significar nunca entorpecer. La voluntad se asienta en el compromiso adquirido por la propia voluntad de los responsables, no se olvide.

Pero hoy es Santa Lucía, la de la luz. La patrona que ampara a esta comunidad que tanto ha contribuido, entre otras cosas, al fortalecimiento económico de la provincia, incluso de límites más amplios, heridas del paisaje no obstante, y a la acogida generosa de tantas gentes como aquí encontraron su razón de vida. Dicen que generosidad con generosidad se paga, si no se interponen los olvidos y los silencios. Alguien ha de intentar, por las razones aludidas, derribarlos. Buen momento para pedir que la santa nos conserve la vista. Y algo más, puestos a pedir. Como la luz del futuro. Se lo merecen. Estoy convencido.

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