Editorial | La cruda realidad está alejada de las políticas sociales insuficientes
La dura realidad que conocen bien en las entidades sociales se aleja de los anuncios políticos de planes que en el día a día no se ajustan a lo que se palpa en la calle. El tan cacareado ingreso mínimo vital al final se ha quedado atascado en la burocracia y las familias que lo necesitan, según los balances, están muy distanciadas de las que han conseguido llegar a percibirlo.
Ahora, desde la Fundación Isadora Duncán se denuncia el conflicto con el sistema de bono social para combatir la pobreza energética. Ese concepto que se popularizó durante la pasada crisis económica se hace este invierno singularmente explicativo por los precios disparatados que han alcanzado las tarifas eléctricas y de combustibles.
El bono social llega a casi 15.000 beneficiarios en la provincia de León, pero su descuento sólo cubre parcialmente una factura que en estos meses más duros del invierno se eleva a cantidades de tres cifras. El precio hace imposible para un millar de familias el poder encender la calefacción. Y por delante vienen semanas en las que las temperaturas nocturnas incluso estarán reiteradamente por debajo de los cero grados.
La carta de Isadora Duncán para que el Gobierno no limite el bono social y lo aplique con unos criterios económicos laxos debería ser atendida. En la calle hay muchos problemas en estos momentos que necesitan un altavoz. La sucesión de crisis ha dejado muy tocada a la sociedad y las heridas supuran por todas partes.