Editorial | Palacio de Congresos: entre un coste inasumible y una decisión sin demora
El comunicado de prensa enviado ayer por el Ayuntamiento de León respecto a los acuerdos de la Junta de Gobierno recoge —casualmente en el último párrafo del segundo folio y bajo el epígrafe «prorrogado el alquiler de los estabilizadores de la fachada de Santa Elvira»— la comunicación textual de que «se ha aprobado la única prórroga anual del contrato de alquiler de los estabilizadores exteriores de la fachada del edificio de la antigua azucarera con la entidad Ingeniería de Cimbras y Encofrados Ibérica SAU, por un importe de 98.951 euros».
Bajo esta sencilla redacción lo que realmente se esconde es un encarecimiento anual de los costes del mantenimiento de esa estructura, por la que el Ayuntamiento venía pagando 207.174 euros y que a partir de ahora se incrementa a 306.125 euros. No puede decirse que estricta y literalmente se mienta en esa comunicación, pero sí que se falta a la verdad sobre algo que los ciudadanos tienen pleno derecho a conocer.
Y es que Santa Elvira, lo que según el proyecto original debería ser el Palacio de Congresos, se convirtió hace tiempo en una piedra en el zapato del equipo de gobierno, que no acaba de decidir cómo resolver el cerramiento de ese edificio industrial, mientras continúa inflándose la factura por mantener su esqueleto en pie, detrayendo ese coste de la hucha del proyecto, inicialmente dotada —y ya no— con cinco millones de euros. Tiene dos opciones: modificar y abaratar el coste de la ejecución del proyecto de Dominique Perrault o licitar el cierre de la fachada, la cobertura y las divisiones internas según la propuesta técnica presentada en 2018 y luego rechazada. Pero lo que no puede hacer es perder más tiempo en la inacción mientras asume un gasto ingente que también es ya injustificable.