Muñecas y pistolas
Hacia Belén va una burra, rin rin, cargada de pistolitas, y el Niño que está en la cuna, rin rin, sólo quería muñequitas... ministrá, ministrá, ven acá corriendó, que los nuevos sexós l’están confundiendó... aunque algo ya se veía venir cuando en 1970 las muñecas famositas empezaron a dirigirse al Portal para hacer llegar al Niño su cariño y su amistad.
La ministra de Igualdad requiere a los jugueteros ir eludiendo el color rosa que acosa y estereotipa a las niñas... y el ministro Garzón convocó una huelga de juguetes contra el sexismo que no tendrá mayor eco hasta que no les monte también un sindicato bienpagao. Porque la cruda realidad (que va a su cruda bola) se les rebela a estos dos ministros con evidencias estridentes: La mitad de los juguetes estrella son muñecas , según datos de la empresa de investigación de mercados NPD Group en España , decían ayer mismo los papeles.
Imbatible muñeca. Escuela de valores. Nenas ensayándose mujercitas. Su eternidad empezó de trapo y continúa hoy en plásticos con una barbie que ya no es la novia superpija de Kent, sino investigadora, médica, ingeniera con casco, catequesis de noción igualitaria para la nueva mujer, aunque desnudada de batas o uniformes esa barbie sigue siendo la divina galga que aún fija el fino canon ideal de la mujer objeto... o mujer objetivo , por precisar mejor la cosa. Y así considerada, visten hoy a las más populares (barbies, minies, bellies, nancys, frozens, pinypons o enchantimals) de healthy woman, de bombera, autónoma, igualitaria, empoderada, profesional y algo gamberra en vestires, gustos o tendencias... hay que acompasarse con los tiempos, dijo el consejero delegado de la fábrica de sueños.
Hace 60 años lo que molaba a cualquier guaje era un colt-45 con tambor de mixtos y su cartuchera. Ignoro qué armamento mola hoy al tener tan mala prensa el juguete bélico, aunque nunca se vio tanto; hoy el guaje tiene metralleta, bazoka o cazabombardero en una sola pantallita y hasta puede simular la caída de un «asterisco» para extinguir las especies que lo merezcan... o no.