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Aestas alturas queda muy poco por decir sobre la última ocurrencia del ministro Alberto Garzón. O por mejor decir, la última reproducción de lo que vio en algún sitio y no tuvo la capacidad de realizar una mínima lectura crítica. Quizá sea bueno volver al origen. A sus palabras textuales: «lo que no es sostenible en absoluto son esas llamadas macrogranjas… Encuentran un pueblo en un área despoblada de España y colocan allí a 1.000, o 5.000, o 10.000 cabezas de ganado. Contaminan la tierra, contaminan el agua y luego exportan esta carne de mala calidad de estos animales maltratados». Y es que sí dijo esas palabras, sí, porque a estas alturas ya hay quien duda de todo y de todos.

Resulta curioso que alguien que se sienta en el Consejo de Ministros reproduzca clichés de esos que rulan por internet —siempre lo hicieron pero con menor radio de acción—. Seguro que si lo tiene tan claro, que hay granjas que contaminan y que venden productos no de baja sino de mala calidad, en la Fiscalía recibirán con gusto un listado de las que conoce. O en los ministerios, o probablemente en las consejerías autonómicas con competencias en la materia. Para evitar caer en acciones que sean prevaricaciones, cohechos o cosas de esas con las que se llenan la boca demasiados sin enfilar camino de los juzgados.

Lo de Garzón no debería sorprender. No son pocos los que dan por bueno lo que pone internet. Incluso que todo era un bulo y que no dijo lo que dijo. Pero la realidad suele ser distinta y ya se sabe que detrás de cada mentira o difamación hay uno que carece de escrúpulos y otro de inteligencia para purgar lo que le dicen.

Sobran ejemplos de lo que transmite la red y cuela, con verdaderas aberraciones que se convierten en aparentes realidades. Un estudio de David Alandete ha logrado fijar el origen de barbaridades como el presunto ataque de la Otan a Madrid o los tanques recorriendo las calles de Barcelona en pleno ‘procés’. Lo que no se debe perder de perspectiva es que los autores eran los hackers de Putin, los mismos que impulsaron a Trump a la Casa Blanca y animaron el referéndum del Bréxit. Aquí hemos tenido también auténticas barbaridades con el covid, sobre personajes como Amancio Ortega, inminentes golpes de Estado... y en torno a asuntos de esos que calan fácil como éste de las granjas que, al menos, se ajustan a la legislación más estricta del Planeta, la de la UE.