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La historia de la provincia es siempre la misma. Podríamos contardesde atrás y hacia adelante, predecir el futuro con los usos y abusos del pasado sin equivocarnos ni siquiera un poco. La historia de la provincia la escriben cuatro listos con un corifeo de espabilados y la sufren los paganos que se creen que están obligados a padecer los abusos a cambio de migajas. Ahí están la gran Corta de Fabero, el Feixolín, Nueva Julia o la cantera con la que José Martínez Núñez —ese hombre— destrozó para siempre Las Médulas. Si nos pusieran en un Excel las cifras de la hecatombe financiera que los leoneses se han tragado para que otros vuelen con el dinero a paraísos fiscales... no pasaría nada. Somos así, los que habitamos esta tierra creemos que es mejor conformarse, que lo malo conocido siempre es mejor que experimentar con la gaseosa. Y ahí están los de siempre haciendo lo posible para convertir de nuevo León es la fábrica de energía del resto. ¿El coste? El de siempre: polución y miseria.

El último intento de viajar al pasado lo protagoniza un viejo conocido de todos. Don Vito ha presentado un proyecto que busca cargarse el patrimonio minero de Santa Cruz del Sil. El plan prevé ocupar 18 hectáreas y arrasar con el lavadero de carbón de La Recuelga —considerado el segundo mejor de Europa—, y la línea del Ponfeblino. ¿A cambio de qué? De un puesto de trabajo. Dicen que el alcalde está a favor. Insisto ¿A cambio de qué? Ha salido, para demostrar que no hay con quién tratar, la presidenta del consorcio de la cosa, Alicia García, que que bueno, que sí, que estarán vigilantes, que tal y cual ... Todo eso es tanto como darle las llaves del edén a la serpiente y decirle que no tiente a Eva.

Si finalmente se perpetra este nuevo destrozo ambiental —insisto: un puesto de trabajo— tendremos lo de siempre: el medio ambiente envenenado, un patrimonio irrecuperable y una fiesta que pagaremos los de siempre.

Ya se sabe que don Vito se sale siempre con la suya. Lo hace desde que traía carbón de Ucrania y destrozaba los valles de León. La pregunta es quién va a ser ahora el culpable de que vuelva a pasar.