Diario de León

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Asomada a la bragueta de Urdangarín media España escudriña si la criatura se contagió del inveterado cipotismo borbón o si venía ya así de fábrica euskalduna (¿sería aquel vasco del chiste que con la pellejina de su fimosis se hizo una zamarra?). Sabe ya España que lo del duque en.Palma.do no era sólo un chiste y que cada noticia que supura esta realeza es redoblada munición para el republicano andante y sonante. Aunque viendo a la Casa Real tan atribulada hoy en disgustos seguidos, lograrán que al final nos dé pena su tragedia y su rosario de  annus horribilis  compadeciéndonos de ellos y hasta reavivando la vieja disculpa social y las simpatías con que llevábamos en volandas a don  Juan Carlos Primero  (¿y a doña Sofía después?) al cachondeo bendito y a que perdiera también por la bragueta los corretajes y comisiones que tantísima fatiga y trabajo le suponían haciéndole ir de aquí a Lima o Aquisgrán y de la ceca a la Meca soportando toda suerte de cenorrios, saraos o safaris... pobre hombre.

Urdangarín estaba destinado a coplas, chistes, memes... y hoy nos fumamos su estampa y dudosa honra en el  Estanco Nacional de Dimes y Diretes , « labores finas con picadura de Vuelta Abajo ». Dicen quienes le trataron o conocen que tanto él como la cónyuga, infanta doña Cristina Federica Victoria Antonia de la Santísima Trinidad de Borbón y Grecia, son unos altaneros y pijodéspotas que nunca se privaron de exhibir raza o rango muy-muy superior. Por eso el país espera sentado en su sofá de la  Plaza de la Guillotina  para ver cómo tirando de ese orgullito que tanto destilan sale esta pareja triangulada de los suplicios a los que ya está siendo sometida en toda tele hecha patíbulo y lleno su pesebre de aquí a un tiempo largo con las historias mangutas y bragueteras de un chulito macho plebeyo y la pena-penita-pena de una infanta enamorada a lo pánfilo y cornuda muy a sabiendas que aún alegará no ver, no oír, no saber... « eso lo lleva mi marido, yo no sé ni lo que es una cuenta corriente », que por eso le dieron empleo en el banco que la cobija.

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