Diario de León

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Evocando a Donal Savage se emociona Luis Artigue en palabra o pluma rompiéndosele las cuerdas de la cítara con que escribe. Ese Donal (eh, sin la d del Donald, te insistía Don, Donald sólo suena a burger, a pato chorra o a patoso Trump), ese Donal, digo, era toda una filosofía irlandesa de vida en los márgenes de lo conveniente que cruzó sus días con la elegancia libre del perro que no aguanta collar para que las calles se llamen todas igual, calles, y todas las horas del día o de la noche sean lectivas en el aula que rotula en su dintel:  Caminar, ver, vivir y aprender . Siempre aprendiendo, qué tesón. Y rezando pájaros como fino bird/observer de prismáticos y bicicleta. Ah, y su reír sin enigmas; Donal era una permanente y aguda retranca risueña subida a una bici de catalina verde.

Cree Luis que el errante irlandés Donal fue todo un personaje de popularidad cierta y entrañada en esta ciudad que es levítica y genara a la vez, que te abraza o se amadrastra; y Artigue es seguramente quien más lo trató y vivió; y me dice que fue el único que logró que se pusiera corbata por una vez en su vida para asistir a su boda con Elena, que sale ahora de una tribulación clínica como si Don le hubiera prestado la vida que aquí dejaba él, en su León, que suyo era tanto o más que del voceras morido de amores leonesiles, suyo pese a lo que le pesó o pesara. Y en esto cuenta Luis cuando Javier García Prieto le preguntó a Donal qué diferencia encontraba entre vivir en León y vivir en Belfast y el irlandés le dijo « ¡pues que allí no hay gemelos!... ¿?, ¡!... sí, mira, tú vas un día caminando por Ordoño II, y te encuentras con un conocido que te para, y te pregunta por tu vida y tus cosas, y te dice que lo ha hablado con su mujer, y que han pensado invitarte a cenar no tardando... Dos días después te encuentras con la misma persona y hace como que no te ve, y no te saluda. Y piensas: debe ser el hermano gemelo del tipo con el que me encontré ayer... ¡Pues en Belfast no hay gemelos! ». Y sabe Luis que pudiendo odiarlo por odioso, amó a este León clavando aquí su destino... y su lección de desprendimiento.

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