Los peajes del voto
De todas las promesas de alcanfor que salen de los armarios políticos para vestir el vacío de los discursos, mi preferida se ajusta al carril por el que deslizan los partidos la eliminación de los peajes de las autopistas. No hay programa que se precie en el que los partidos no adornen una de sus páginas con el compromiso de quitar el tributo que pesa sobre las carreteras que vertebran las comunicaciones con los puertos en los que encontrar un horizonte de desarrollo. Da igual que no tengan competencias, que el candidato opte a censar residencia en La Moncloa, aspire a presidir las Cortes de Valladolid o presente su voluntad para dirigir la junta vecinal de Vega de Viejos. El compromiso se apunta, se adorna el verbo en los mítines que haga falta y luego se deja pa prao hasta que la próxima cita dé la posibilidad de repartir las culpas de lo que no se haya hecho. Al final, acabará la concesión y la gente saldrá a cortar la vía para reivindicar que vuelvan a poner el cepo en su sitio, que está mejor así, que el síndrome del Huerna termina por premiar en esta tierra tantas veces a sus secuestradores.
La promesa del peaje resume la campaña que desemboca hoy en las urnas. después de dos semanas de visitas a granjas en las que las vacas se quedan a los candidatos como al tren, paseos por pueblos en los que ya ni pita el panadero, estrellas invitadas de otras regiones que se maravillan con que incluso haya llegado el agua, ministros que hacen sesión continua en una tarde para repetir la misma cantinela en tres provincias distintas, encuentros con militantes a los que alimenta la fe de su ideología, mítines aburridos hasta la náusea, debates con menos fondo que una canción de Daddy Yankee... El adelanto electoral, que nos ha dejado por primera vez en mitad del escenario como cobaya de experimentación de las luchas de los partidos nacionales, ha servido para reeditar todos los grandes éxitos de las convocatorias anteriores que quedaron por cumplir porque no hubo tiempo, porque faltó presupuesto, porque apareció la crisis, porque los otros lo recortaron, porque el trámite ambiental lleva sus tiempos, porque ahora sí que hay una oportunidad con el dinero que vendrá de Europa, porque la minería nos acostumbró mal... Vayan a las urnas para que León se libre de los peajes del voto.