Diario de León

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Tenemos una importante deuda pendiente con la Cabrera, y ahora sabemos como podemos saldarla. Dos organizaciones ecologistas, Cabrera Natural y Cabrera Despierta, apoyadas por la Junta Vecinal de Valdavido, han propuesto que se inicien los trámites para declarar la zona parque natural y así preservar todos los valores naturales que atesora, que son muchos, y poner coto a las amenazadas que mermen o perjudiquen su riquísima biodiversidad.

Es una petición más que justa, sobre todo si tenemos en cuenta que León es una de las provincias con más figuras de protección, ninguna de ellas en la Cabrera, esa comarca que desde siempre ha estado dejada, olvidada y maltratada por parte de las administraciones. Entre León y el Bierzo, en tierra de nadie, su singular orografía, hace de su impresionante patrimonio natural, cultural y arquitectónico, un lugar casi inaccesible, lo que evidencia, aún más si cabe, la falta de comunicaciones que siempre ha padecido.

Tierra olvidada y maltratada, también por los numerosos incendios forestales que ha sufrido a lo largo de su historia, y que hacen, casi siempre, que León encabece la lista de las zonas de la comunidad más afectadas por el fuego, por ese fuego que cuando se prende en la Cabrera se tarda días en apagar, por lo difícil que es llegar a él y por lo fácil que es mirar para otro lado mientras la llama prende y se extiende sin control.

Con la declaración de parque natural, que con mucho acierto han propuesto para la Cabrera estas personas casi desde el anonimato y desde la diáspora de esta tierra, tiene que servir para poner en valor una zona de singular belleza, peculiar, única y distinta, y para evitar, más allá de lo que se especifican en las leyes, que sea objeto del maltrato y del olvido.

Los grandes retos a los que se enfrenta la Cabrera, si quiere pasar a ser un espacio protegido, es saber compatibilidad lo que es uno de sus principales motores económicos, la industria pizarrera, con la preservación de sus paisajes y sus ríos, y también frenar ese tsunami de proyectos fotovoltaicos que han puesto sus ojos en estas tierras, precisamente por esa falta de regulación que les facilita la tramitación ambiental que es de todo menos justa.

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