Editorial | Una crisis que amenaza la economía real

En la primavera del año 2007 empezaron a saltar todas las alarmas. Ese verano llegó la llamada crisis de las hipotecas subprime y se inició una rueda de catástrofes económicas con unas consecuencias que aún hoy estamos pagando. Los errores a la hora de asumir la peligrosa situación, y en las respuestas dadas tanto a nivel nacional como europeo, acabaron agravando los efectos y prolongándolos en el tiempo. Hace dos años, con la irrupción del covid parece que las cosas se hicieron mejor y se preservó la economía y el empleo con fórmulas como los ertes, a la vez que se mancomunó la deuda de los estados para evitar quiebras como la que sufrió Grecia. Pero el ataque de Rusia a Ucrania no podía ser más inoportuno. Las tensiones inflacionistas, y especialmente el alza de los precios de la luz y los combustibles, se arrastraban desde hace meses. Y ya se genera una situación que requiere respuestas sin dilaciones. Las decisiones tomadas por Tudela Veguín y Roldán deben entenderse como una acción defensiva para garantizar su supervivencia.