Adoquín
Justo ahora que contaminamos menos que nunca, porque hemos bajado por primera vez de los 450.000 habitantes empadronados en el conjunto de la provincia, al alcalde de la capital se le ocurre la idea de enterrar asfaltos y cristianar aceras para reducir emisiones derivadas del automovilismo. «Humanizar» lo denomina. La única manera de humanizar las calles es llenándolas de gente. Remozarlas para darles un supuesto perfil amable para el peatón en todo caso será domesticarlas. Meterles adoquín —¿también al carril-bici?— las hace un poco más históricas: vuelven al tiempo de los romanos. El siguiente hito, en esa deriva historicista, es el camino de tierra apisonada que se adentra en el bosque. Ignoro si se estará valorando en algún despacho de la Unión o Poridad, pero no lo descarto. Igual piensa usted que la ausencia de bosques en las ciudades y sus alrededores hace de la idea una tontería, pero piense que muchas urbes —León mismo— también carecen de contaminación y ahí estamos preparando una almendra mística central, o sea, otro trombo al transporte de personas que no sean turistas que se mueven en el tranvía sin vías —también tenemos vías sin tranvía— del trenecito, con «licencia para circular».
El urbanismo traído por los pelos, al rececho de subvenciones europeas, es lo que tiene: te empeñas en peatonalizar el centro y la gente se va a caminar por la trinchera de las afueras de aquel tranvía que jamás llegó. «Inseguridad en el futuro» para la ciudad, editorializaba este periódico al conocerse el nuevo proyecto. La incertidumbre y las dudas, por lo escuchado y leído, son tan hondas que alcanzan al propio alcalde: la mandorla del León Central «por lo que sé, hasta ahora, en principio, no tendrá restricciones a la entrada de ningún tipo de vehículos». En el futuro, ya se verá. Del autor de «acometemos la semipeatonalización de Ordoño para concienciar a los ciudadanos de que es necesario semipetonalizar», ahora llega el «si se cumplen los requisitos». ¿Cuáles? Y menos mal que Europa no soltó los dineros para los «multacar» que también iban en el plan. Cuando José Antonio Diez sostiene que esto «mejora la movilidad y la estética», yo escucho a Rubiales diciendo que llevar la Supercopa a Arabia sobre todo benefició a los equipos pequeños… Si nadie lo remedia, en breve, medio León estará levantado como Madrid en cuanto se aproximan elecciones, que, por cierto, se aproximan. Fuera carriles, dice el alcalde. Adoquín.