Victoria pírrica
No habrá vencedores. La actitud cainita en el PSOE leonés no es nueva, pero la deriva de los últimos días dice muy poco de sus protagonistas y sentencia los resultados del partido al que deben defender, aunque sólo sea por respeto a sus militantes y simpatizantes. A sus votantes, que si los hados no lo remedian se dividirán en los próximos comicios en la capital y alejarán cualquier perspectiva de fortalecer al partido en las instituciones. Divide, y perderás.
Las enemistades y los celos no son nuevos, ni exclusivos de los actuales protagonistas. Y muchos de los hilos que mueven este teatrillo, en León y en las centralidades, quedan cuestionados una vez más. No parece que nunca les haya importado demasiado. El ex presidente Zapatero paseó su espíritu trashumante por León ayer, y de esto sabe un rato. Sus reflexiones fueron esclarecedoras: en el partido es tradición «generar debate», pero «siempre que llueve escampa». Vamos, todo un ejercicio de normalidad.
Más allá del bodevil cabe preguntarse también por qué sendas democráticas caminan los intríngulis de los partidos cuando las irregularidades en las afiliaciones y los procesos sólo se denuncian cuando a algún aspirante a algo le pisan el callo. De esto sabe también mucho el PP. El apaño de cuotas y captaciones es un tetrix de montaje común en el aparataje político, que serpentea olfateando el rastro de botines y repartos, ciego no ya a la honestidad, sino a la ética y, por lo que se ve a menudo, a la legalidad.
José Antonio Diez será o no será secretario de la agrupación local del PSOE, pero reivindica su derecho a seguir optando a la alcaldía. Tiene como aval el resultado de su mandato. Es complicado echarle un pulso a quien está acostumbrado a nadar contracorriente, navega en solitario y por libre hace tiempo y se pone a un ministro de las propias siglas por montera sin sonrojarse. Javier Alfonso Cendón tiene el respaldo del aparato del partido, y la prometedora baza de la heredera de un legado de mucho peso en el socialismo leonés para abrir una nueva época en la agrupación local.
Unos y otros librarán batalla en los próximos días, y habrán de dedicarse después a intentar recomponer el desaguisado de un enfrentamiento destructivo para el partido. Cada uno se llevará su gato a su agua, pero la victoria de cualquiera de las opciones será pírrica.