Diario de León

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Una ristra de petardos. Banderas rojas y blancas con los nombres de los sindicatos. Ambiente de fiesta. Pero con menos invitados de los esperados. Así se desarrolló la última marcha por el futuro del Bierzo en Ponferrada, solo una sombra de la que recorrió las calles de la ciudad hace dos años, justo antes de que la pandemia nos encerrara en casa.

Los petardos explotan en la avenida de la Puebla. Dejan un olor a quemado en el aire, como en los años de las huelgas mineras. Y la marcha comienza a andar hacia la plaza del Ayuntamiento entre consigas y voces, mensajes contestatarios.

La fuerza que generó la manifestación de 2020, una de las más multitudinarias de los últimos años, se diluyó con la pandemia. Todos confiados, incluidos los interlocutores de aquella protesta. Y los bercianos hemos salido más débiles de la Covid-19. Nos despertamos con las térmicas cerradas; la de Anllares volada por los aires, la de Compostilla, sentenciada a la misma suerte si nadie encuentra la forma de evitarlo. Nos despertamos con la gente cansada, harta, resignada. Y el efecto de aquella manifestación histórica, desactivado.

Es el síndrome del espacio vacío.

La última marcha por el futuro del Bierzo, a la que asisten menos del diez por ciento de los que secundaron la protesta hace dos años, avanza por la calle General Vives. Se ve el final en el puente de la Puebla. La protesta es ruidosa, pero el eco de la ristra de petardos ya se ha apagado. No hay mineros. Solo jubilados del carbón. Se gritan consignas a favor de la lucha de la clase obrera, pero el sector se encoge a la espera de que los fondos europeos nos agite un poco.

En la plaza del Ayuntamiento a los manifestantes les asalta una metáfora. Un enorme tablero de ajedrez, de un torneo juvenil en marcha, les espera. Y los alfiles y los peones, las torres y las reinas comparten espacio con los grupos que protesta mientras escuchan el manifiesto en la voz de Yolanda Ordás. Las batallas que se pierden son las que no se dan, repite ante la prensa el secretario comarcal de UGT, Omar Rodríguez. Es una frase del Che.

Y no deja de ser cierto. Pero hay en el Bierzo demasiada gente que ya da la batalla por perdida antes del comienzo. El ajedrez, la política, y las luchas sociales, siempre fueron un juego de audaces.

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